El BCE mantuvo sin cambios los tipos de interés en la reunión y dejó claro que no se avecinaban nuevas subidas. Pero también dijo que era demasiado pronto para hablar de una relajación de la política, incluso cuando los mercados apostaban cada vez más por el inicio de un cambio de tendencia a principios de la primavera.

"No había lugar para la complacencia y no era el momento de que el Consejo de Gobierno bajara la guardia", dijo el BCE en las cuentas de la reunión del 13 y 14 de diciembre. "Se vio la necesidad de mantener la vigilancia y la paciencia, y de mantener una postura restrictiva durante algún tiempo".

"Aún era demasiado pronto para confiar en que la tarea se había cumplido", añadió el banco después de que los responsables políticos acordaran por unanimidad mantener los tipos estables.

Los responsables políticos también llegaron a la conclusión de que debían hacer frente a las expectativas del mercado de una rápida relajación de la política, aunque existiera una incertidumbre inusual en torno a las perspectivas tanto de inflación como de crecimiento económico.

"Se consideró importante no acomodarse a las expectativas del mercado en la comunicación posterior a la reunión", dijo el BCE. "Se aconsejó cierta humildad a la hora de juzgar las expectativas del mercado dadas las incertidumbres reinantes".

Los inversores esperan ahora 135 puntos básicos de recortes de tipos este año, un gran cambio en comparación con el comienzo de la semana, cuando se descontaban 150 puntos básicos. El gran movimiento se produjo después de que una serie de responsables políticos dijeran que los mercados se estaban adelantando a los acontecimientos.

La inflación subió al 2,9% el mes pasado, tal y como esperaba el BCE, y el banco pronosticó un crecimiento de los precios en el rango del 2,5% al 2,9% durante todo el año, sin bajar a su objetivo del 2% hasta 2025, incluso cuando los inversores apostaban por una senda de tipos más benigna.

Los responsables políticos también llegaron a la conclusión de que sus tres criterios -las perspectivas de inflación, la inflación subyacente y la fortaleza de la transmisión de la política- se movían en la dirección correcta, aumentando la confianza en que la política estaba funcionando según lo previsto.

A falta de una semana para la próxima reunión de política monetaria del BCE, el debate ha cambiado un poco, ya que los responsables políticos aceptan ahora claramente que el próximo paso es una reducción de los costes de los préstamos, pero sigue existiendo una gran diferencia entre las expectativas de los inversores y las de los responsables políticos.

Los inversores creen que las perspectivas de inflación del BCE son erróneas y que los recortes de tipos tendrán que empezar pronto, mientras que los responsables políticos argumentan que los datos clave, incluidos los relativos a la evolución salarial, no estarán disponibles hasta dentro de unos meses, por lo que junio es el primer momento razonable para reconsiderar la política.