Tombuctú, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y sede legendaria del aprendizaje islámico al borde del desierto del Sáhara, ha estado rodeada de violencia desde que las fuerzas francesas la liberaron de los militantes en 2013 tras un levantamiento.

Los disturbios, impulsados por afiliados locales de Al Qaeda y el Estado Islámico, se han intensificado durante el último año después de que los líderes militares del país de África Occidental echaran a las tropas francesas, pidieran a las fuerzas de paz de las Naciones Unidas que se marcharan y se asociaran con el contratista militar privado ruso Wagner Group.

Un afiliado local de Al Qaeda, conocido como JNIM, ha bloqueado las carreteras a Tombuctú desde alrededor del 13 de agosto, dijeron los residentes, cortando los alimentos básicos y deteniendo la ayuda humanitaria a la remota ciudad de unas 35.000 personas cuya economía ya se ha visto mermada por los años de violencia.

"Estamos asistiendo a una escasez de alimentos, con una subida generalizada de los precios", declaró el alcalde de Tombuctú, Aboubacrine Cisse.

"Los camiones procedentes de Mauritania y Argelia ya no vienen", declaró a Reuters por teléfono.

Cisse dijo que había creado una comisión de unos 30 líderes religiosos y étnicos para pedir a los militantes que levantaran el embargo y que esperaba que las cosas volvieran a la normalidad.

El imán Alphadi Wagaran, residente en Tombuctú, dijo que el combustible, la gasolina, la harina, el cuscús, la leche y otros productos alimentarios estaban bloqueados.

"La escasez se hace sentir. Los precios están subiendo en todas partes", dijo.

La Agencia Humanitaria de la ONU dijo la semana pasada que algunos trabajadores humanitarios no habían podido llegar a la ciudad por el río y que existía el riesgo de que los centros de salud se quedaran sin medicinas. El brazo humanitario de la Comisión Europea dijo que algunos grupos de ayuda habían suspendido sus actividades.

No estaba claro qué había provocado el bloqueo. A principios de este mes, el JNIM afirmó que sus combatientes habían impuesto un asedio de dos semanas a un pueblo de la región maliense de Mopti para presionar a los residentes que habían estado ayudando al ejército, según SITE Intelligence Group.

La misión de mantenimiento de la paz de la ONU en Mali, MINUSMA, está en proceso de retirada del norte después de que la junta gobernante les pidiera que se marcharan en junio. Este mes se vio obligada a acelerar el proceso debido al empeoramiento de la seguridad.

La MINUSMA cerró dos bases en la región de Tombuctú el 17 de agosto, según informó.