Canadá otorgó formalmente el jueves al gigantesco territorio ártico de Nunavut el control sobre sus reservas de oro, diamantes, hierro, cobalto y metales de tierras raras, una medida que podría impulsar la exploración y el desarrollo.

El primer ministro Justin Trudeau firmó un acuerdo de devolución en la capital de Nunavut, Iqaluit, con el primer ministro P.J. Akeeagok, por el que se concede al territorio el derecho a recaudar los royalties que de otro modo irían a parar al gobierno federal.

Nunavut, una región de creciente importancia estratégica a medida que el cambio climático hace más accesibles las rutas marítimas y los recursos, abarca 810.000 millas cuadradas (2,1 millones de km2) pero sólo tiene 40.000 habitantes. La falta casi total de infraestructuras hace que los costes de explotación sean desorbitados.

"Ahora podemos llevar la toma de decisiones sobre nuestra tierra y nuestras aguas a casa. Significa que nosotros, la gente que más invierte en nuestra patria, seremos los que gestionemos nuestros recursos naturales", declaró Akeeagok en un comunicado.

Entre los retos se encuentran las duras condiciones meteorológicas, la falta de infraestructuras, los elevados costes, los grandes problemas sociales y una mano de obra aborigen inuit en gran parte no cualificada y con escasa formación.

Nunavut, creado en 1999, era el único de los tres territorios septentrionales de Canadá que no había negociado la devolución. Las conversaciones sobre el acuerdo comenzaron en octubre de 2014.

Entre las empresas activas en Nunavut se encuentra Agnico-Eagle Mines , explotadora de la única mina de oro en funcionamiento del territorio.

Nunavut alberga algunos de los minerales críticos para la producción de baterías. Canadá ha prometido miles de millones en incentivos para atraer a las empresas que participan en todos los niveles de la cadena de suministro de vehículos eléctricos, ya que el mundo trata de reducir las emisiones de carbono.

Pero la explotación de minas puede ser un asunto complejo en Nunavut, donde algunas comunidades están preocupadas por la posible contaminación.

En 2022, Ottawa rechazó una solicitud de Baffinland Iron Mine Corp -parte propiedad de ArcelorMittal- para duplicar la producción en su mina de mineral de hierro de Mary River, en el norte de Nunavut, alegando el impacto medioambiental.

En 2020, Canadá rechazó la oferta de Shandong Gold Mining por un productor local de oro endeudado, en medio de la preocupación por que una entidad estatal china operara en el Ártico. (Reportaje de Natalie Maerzluft; redacción de David Ljunggren; edición de Jonathan Oatis y Sandra Maler)