Australia y China, su mayor socio comercial, están reconstruyendo sus lazos tras un periodo de tensas relaciones que tocaron fondo en 2020 después de que Canberra pidiera una investigación independiente sobre el origen del COVID-19.

Las rencillas comerciales sobre la cebada, el carbón y ahora el vino se han resuelto, pero sigue vigente la prohibición china de exportar langostas vivas australianas, así como la prohibición de los envíos de ocho establecimientos exportadores de carne.

"Aún quedan progresos por hacer en relación con la carne de vacuno, aún quedan progresos por hacer en relación con algunas categorías de marisco", declaró el ministro adjunto de Comercio, Tim Ayres, en una rueda de prensa.

"Vamos a mantener la atención en esos sectores a nivel oficial y a nivel ministerial para resolver esas diferencias", dijo.