LONDRES, 24 sep (Reuters Breakingviews) - Si un viaje de miles de kilómetros comienzan con un primer paso, el camino que Siemens tiene por delante es largo. El último intento del grupo de ingeniería alemán para reducir el creciente descuento con el que cotiza en el mercado es segregar su división de energía. Es un movimiento sensato, pero probablemente se quedará corto para ordenar la dispersión corporativa que deja detrás.  

La multinacional con sede en Múnich, valorada en bolsa en 96.000 millones de euros, es un conglomerado industrial que atesora diamantes en bruto que van desde los robots a los escáneres corporales, pasando por productos menos llamativos como turbinas de gas y trenes. El CEO saliente, Joe Kaeser, ya ha colocado partes de sus negocios de generación eólica y salud, pero las acciones de Siemens siguen cotizando con un descuento de casi el 30% con respecto a los 154 euros por acción que Berenberg estima que vale el grupo sumando las diferentes partes.

Poner por separado en bolsa la división energética, que incluye turbinas de gas, redes de transmisión de electricidad y una participación del 67% en el fabricante de aerogeneradores hispanoalemán Siemens Gamesa, es un paso en la dirección correcta. Sin el negocio de gas, que tiene emisiones de CO2 y una evolución plana, el resto de Siemens sería algo más simple y también algo más verde. Siemens mantendrá al menos el 25% de las acciones.  

Sin embargo, es probable que la operación no sea lo suficientemente grande como para traducirse en un buen impulso para la valoración. La filial de energía no renovable podría generar un EBITA (resultado operativo bruto) de 830 millones de euros en 2022, según analistas de JPMorgan. Aplicando un múltiplo cercano a diez veces el EBITA --una media de las competidoras General Electric, Mitsubishi Heavy Industries y ABB--, la valoración alcanzaría los 8.200 millones de euros. Si a esto se le suma la participación de Gamesa, aplicando un descuento del 10%, el conjunto alcanza un valor de 17.300 millones de euros, menos de una quinta parte de la capitalización bursátil de Siemens.

El sucesor de Kaeser, Roland Busch, aún heredará un surtido de negocios diversos con pocas sinergias obvias. Adelgazar la participación en los negocios segregados de energía y salud, y vender parte del negocio de movilidad, que se dedica a cosas tan poco excitantes como los trenes, permitiría a los inversores centrarse en el innovador negocio de los robots. Si se aplica un múltiplo de 20 veces a los 2.900 millones de EBITA que este negocio tuvo en 2019, en función de como cotiza su rival estadounidense Rockwell Automation, podría valer 57.000 millones de euros, mucho más de la mitad del actual valor en bolsa de Siemens.   

Busch, que asume el mando en febrero, podría mostrar reticencias a reducir el tamaño de su nuevo imperio. Pero si no se mueve con rapidez, corre el riesgo de que algún inversor inquieto pueda forzar su mano.   

- El autor es columnista de Reuters Breakingviews. Las opiniones vertidas en esta columna son responsabilidad exclusiva de su autor

- En Twitter: https://twitter.com/edwardcropley- Columnas anteriores con la misma firma, para clientes de Reuters: [CROPLEY/]

- SUSCRIPCIÓN A ALERTAS DE CORREO ELECTRÓNICO DE BREAKINGVIEWS: http://reut.rs/2dxfHO3

(Editado por Neil Unmack y Oliver Taslic, traducido por Jose Elías Rodríguez)