Stoltenberg concluyó el martes una visita de tres días durante la cual mantuvo conversaciones con los líderes de Azerbaiyán, Georgia y Armenia, todos ellos gobernados anteriormente desde Moscú como parte de la Unión Soviética.

En una llamada con periodistas, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo: "Es poco probable que los intentos de la OTAN de ampliar su influencia y presencia (en el Cáucaso meridional) contribuyan a la estabilidad".

Peskov dijo que el Kremlin seguía de cerca la visita de Stoltenberg, pero que "tales contactos son el derecho soberano de los estados caucásicos".

Aunque Rusia ha sido tradicionalmente la potencia dominante en el Cáucaso Sur, ahora compite por la influencia allí con otros actores, como Turquía, Irán y Occidente.

Georgia, cuyas regiones separatistas de Osetia del Sur y Abjasia están guarnecidas por tropas rusas, ha manifestado desde hace tiempo su intención de convertirse con el tiempo en miembro de la OTAN, mientras que Azerbaiyán mantiene estrechos vínculos con Turquía, miembro de la OTAN.

Armenia, hasta hace poco el aliado más cercano de Rusia en el Cáucaso Sur, ha visto agriarse sus lazos con Moscú en los últimos años por lo que Ereván considera el fracaso de Rusia a la hora de defenderla del vecino Azerbaiyán.

Aunque Armenia sigue siendo un aliado de Rusia en virtud de un tratado, ha dicho en repetidas ocasiones que no apoya la guerra de Moscú en Ucrania y ha enviado ayuda humanitaria a Kiev, provocando la ira de Rusia.

El martes, en Ereván, Stoltenberg elogió al primer ministro prooccidental del país, Nikol Pashinyan, por su "solidaridad" con Ucrania.