Este pequeño juego revela una obsesión y una fantasía para estos empresarios del sueño americano: ser los primeros en conquistar el espacio y grabar su nombre en la historia que une al Hombre con los confines del cielo. Para lograrlo, estas personalidades no dudan en meterse la mano en el bolsillo e inyectar sumas colosales en proyectos que, de momento, no son rentables. 

En este contexto, Richard Branson, que tiene unos cuantos miles de millones menos que sus acólitos, anunció esta semana la quiebra de su empresa Virgin Orbit, especializada desde 2017 en el diseño de lanzadores de satélites (no confundir con Virgin Galactic). La compañía aún valía 2.700 millones de dólares en la Bolsa de Nueva York durante 2021. 

No es la primera vez que el imperio Virgin y su fundador sufren un revés espacial. A mediados de los noventa, los esfuerzos del multimillonario por lanzar su marca Virgin Cola, que pretendía competir con Coca-Cola y Pepsi, fracasaron. Virgin Cars, un minorista de coches por Internet, sólo duró cinco años. Lo mismo ocurrió con Virgin Clothing, la marca de ropa del conglomerado, y Virgin Brides, una agencia de organización de bodas. 

Al empresario le gusta decir que estos fracasos le han hecho seguir adelante y que son necesarios para el éxito. Y que estos reveses forman parte de la aventura de un gran empresario. Son argumentos perfectamente válidos para alguien que ha creado más de 400 empresas, la inmensa mayoría de las cuales han tenido éxito. 

Sin embargo, quebrar en la industria espacial no es lo mismo que fracasar en el lanzamiento de un refresco o una marca de ropa. La industria espacial es una de las más intensivas en capital y el fracaso es una admisión de inferioridad frente a SpaceX, Blue Origin y compañía y, por tanto, frente a otros multimillonarios. 

Por el momento, Elon Musk parece ser el más avanzado. Su empresa ha hecho progresos impresionantes en los últimos años. Así que es cosa de estos señores que sueñan con ser pioneros en la nueva gran conquista extraterrestre, 54 años después del primer paso en la Luna.

Dibujo de Amandine Victor para MarketScreener