BERLÍN, 11 ene (Reuters) -Alemania necesitará de una inmigración a gran escala para evitar que una grave escasez de mano de obra socave su productividad y ponga en peligro el éxito de su transición energética, según declaró el ministro de Economía alemán, Robert Habeck.

"Hoy tenemos 300.000 puestos de trabajo vacantes y esperamos que la cifra aumente a un millón o más", dijo Habeck, del partido ecologista los Verdes, en una conferencia de prensa. "Si no cerramos esa brecha, tendremos verdaderos problemas de productividad".

"Naturalmente, (esto supondrá) una mejor combinación de cualificaciones, formación y posibilidades para familias y empleos, pero en Alemania también (supondrá) un aumento de la inmigración, en todas las áreas: ingenieros, artesanos, cuidadores. Tenemos que organizar todo esto", dijo el ministro, que también ejerce el cargo de vicecanciller en el nuevo Gobierno tripartito de Alemania, liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz.

El Instituto de Economía Alemana, favorable a los empleadores, calcula que la población activa se reducirá en más de 300.000 personas este año, ya que el país cuenta con más trabajadores mayores que se jubilan que jóvenes que se incorporan al mercado laboral.

Se prevé que esta diferencia se amplíe a más de 650.000 en 2029, lo que dejará un déficit acumulado de personas en edad de trabajar en 2030 de aproximadamente 5 millones. A pesar de la pandemia de coronavirus, el número de alemanes con empleo aumentó hasta casi 45 millones en 2021.

Tras décadas de bajas tasas de natalidad y una inmigración desigual, la disminución de la población activa supone una bomba de relojería demográfica para el sistema público de pensiones alemán, en el que un menor número de empleados tiene que cargar con la tarea de financiar las pensiones de una masa creciente de jubilados que disfrutan de una mayor esperanza de vida.

Los tres partidos gobernantes del país acordaron en sus negociaciones de coalición reducir los obstáculos para los trabajadores cualificados del extranjero y hacer que el trabajo sea más atractivo de nuevo con varias medidas, entre ellas la elevación del salario mínimo nacional a 12 euros (13,60 dólares) por hora.

(1 dólar = 0,8822 euros)

(Reportaje de Thomas Escritt y Michael Nienaber; edición de Miranda Murray y Mark Heinrich; traducción de Darío Fernández)