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BUENOS AIRES, 16 mar (Reuters) - Los inmigrantes Ilia Gafarov y Nadia Gafarova esperan que cuando sean anfitriones de la gran inauguración de su "banya" -o sauna tradicional ruso- el próximo mes, eso les ayude a conseguir un hogar permanente Buenos Aires, su ciudad adoptiva.

La pareja, un ex banquero y una reclutadora de la ciudad portuaria oriental de Vladivostok, se mudó a Argentina con sus dos hijas hace nueve meses, como parte de la enorme migración rusa hacia América Latina desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022.

Ilia comentó que la familia planea solicitar la ciudadanía a fines de 2025, cuando cumplan con los requisitos.

La pareja ha invertido una parte importante de sus ahorros en construir un sauna público y ambos planean trabajar allí a tiempo completo.

"Los argentinos dedican mucho tiempo a su salud física y mental", explicó Ilia.

"A ellos también les gusta relajarse, por eso vemos un mercado para nuestra banya", destacó, y agregó que la comunidad rusa ha crecido de forma significativa en la ciudad desde su llegada.

Para que los niños se sientan más como en casa, Nadia Gafarova prepara platos rusos como blinis o tortitas: "Cocinamos muchos platos tradicionales", afirma.

A medida que la guerra en Ucrania entra en su tercer año, un número creciente de familias rusas están echando raíces en América Latina, según datos previos no reportados de aprobación de visas de residencia de cinco países y entrevistas con una docena de exiliados y expertos. Algunos, como los Gafarov, están dejando una huella en sus hogares adoptivos.

Argentina, México, Brasil, Uruguay y Paraguay concedieron la residencia temporal o permanente el año pasado a casi 9.000 rusos, según datos oficiales, frente a los poco más de 1.000 de 2020.

Exiliados y expertos citaron las indulgentes reglas de visas de América Latina y los caminos más fáciles hacia la ciudadanía, los estilos de vida asequibles, el buen clima y la relativa ambivalencia hacia las sanciones internacionales como principales atractivos para los ciudadanos rusos que buscan escapar de la guerra y sus impactos en la economía.

A diferencia de Europa y Estados Unidos, la mayoría de los países de América del Sur no exigen visas de visitante para los ciudadanos rusos, y extender la estadía normal de 90 días suele ser sencillo. Si bien la mayoría de los países de la región condenaron la invasión rusa, ninguno ha enviado ayuda ni armas a Kiev.

"América Latina era un experimento para los rusos hace dos años, ahora quienes viajan lo hacen con la intención de quedarse", dijo Vladimir Rouvinski, politólogo de la Universidad ICESI de Colombia.

AUMENTO DE LAS VISAS

Argentina emitió 3.750 visas de residencia a ciudadanos rusos en 2023, según datos del gobierno, lo que representa una cantidad más de 10 veces mayor de las emitidas antes de que comenzara la guerra y de la pandemia que frenó los viajes globales en 2020. En enero se emitieron más de 500.

México otorgó permisos de residencia a 3.231 rusos el año pasado, tres veces más que en 2021, según datos del gobierno.

Brasil, por su parte, otorgó la residencia a unos 1.000 ciudadanos rusos el año pasado, frente a 400 en 2021, según Svetlana Ruseishvili de la Universidad de Sao Carlos en Sao Paulo, quien ha estudiado la migración rusa en el país durante más de una década.

En chats grupales en la aplicación de mensajería Telegram, Reuters vio a migrantes rusos compartiendo consejos sobre cómo comprar propiedades, abrir negocios y solicitar la residencia.

El flujo de los inmigrantes está cambiando gradualmente los barrios de las ciudades. Han aparecido cafés y salones de belleza dirigidos por rusos en Buenos Aires.

Grupos de iglesias ortodoxas rusas en la ciudad de Florianópolis, en la costa sur de Brasil, están buscando un sacerdote permanente. Los camareros, profesores y cajeros han empezado a aprender frases sencillas en ruso.

Cuando Tatiana Kalabukhova, de 36 años, originaria de Rostov del Don, se mudó a Ciudad de México con su pareja en diciembre, nunca imaginó los recordatorios diarios de la cultura rusa que encontraría en su nuevo vecindario, como el Jardín Pushkin donde a veces lleva a su hijo a jugar, que lleva el nombre del poeta ruso Alexander Pushkin.

Kalabukhova, consultora de empresas, ha obtenido una residencia temporal que piensa ampliar, pero admite que su familia "todavía está en el proceso" de adaptarse a su nuevo hogar y aprender español, tras varios años viviendo en Estados Unidos.

Los emigrantes con los que habló Reuters dijeron que si bien había obstáculos para realizar transacciones con bancos rusos, podrían recurrir a criptomonedas y a tarjetas de crédito chinas, como UnionPay, que están disponibles en Rusia y aceptadas en 12 países latinoamericanos incluyendo a Argentina, Brasil y México.

Argentina y Brasil se convirtieron en destinos populares entre las futuras madres rusas hace dos años, debido a las reglas de ciudadanía automática para los recién nacidos.

Actualmente eso se ha ampliado a empresarios y familias, en parte debido a los cambios en el sistema de reclutamiento de Rusia el año pasado que hicieron más difícil evitar ser llamado al servicio militar. La nueva legislación entró en vigor en enero.

Un ex oficial de policía de unos 30 años de Ekaterimburgo, quien pidió no ser identificado por temor a represalias, dijo que él y su esposa condujeron hasta la frontera de Kazajistán seis horas después de que se anunciara la primera convocatoria de reclutamiento porque temían ser movilizados.

Contó que decidieron mudarse a Brasil después de enterarse de que su esposa, que tiene formación médica, estaba embarazada.

Otros han huido debido a la represión política y los impactos económicos de la guerra, dijo la rusa Helena Yaw, quien se mudó a Florianópolis con su esposo en 2019. "La gente compra todo lo que encuentra para invertir sus rublos, que se deprecian rápidamente", relató.

(Reporte de Lucinda Elliott. Información adicional de Diego Oré en Ciudad de México, Miguel Lo Bianco en Buenos Aires y Fabricio Escandiuzzi en Florianópolis, Brasil. Editadi en español por Candelaria Grimberg y Javier Leira)