WASHINGTON, 6 ene (Reuters) - El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, con el objetivo de consolidar los avances en el mercado laboral entre los grupos minoritarios de Estados Unidos durante la década anterior, formuló en 2020 una promesa histórica para tratar de mantener ese progreso dando al empleo "de base amplia e inclusivo" un estatus igual, si no superior, a la promesa del banco central de una inflación baja.

Sin embargo, en un contexto de escalada de precios que sigue siendo acuciante, ese compromiso ha recibido un duro revés. En la reunión de política monetaria celebrada los días 13 y 14 de diciembre, los responsables de la Reserva Federal reconocieron que la ralentización económica necesaria para frenar la inflación significaba también que "la tasa de desempleo de algunos grupos demográficos, en particular los afroamericanos y los hispanos, probablemente aumentaría más que la media nacional".

Fue una dura admisión que pone de relieve el dilema al que se enfrenta la Reserva Federal en su lucha contra el peor brote de inflación desde la década de 1980 y el posible daño al segundo objetivo de su mandato "dual": el pleno empleo en el conjunto de la sociedad.

Se espera que los nuevos datos del viernes muestren que en diciembre se crearon 200.000 puestos de trabajo, aproximadamente el doble de lo que la Reserva Federal considera sostenible, con unos salarios al alza y unas tasas de desempleo de la población negra e hispana en niveles mínimos históricos o cerca de ellos. Cuanto más persista la fortaleza del mercado laboral, más obligados se sentirán los responsables de la Reserva Federal a romperla con tipos de interés cada vez más altos.

Tim Duy, economista jefe para Estados Unidos de SGH Macro Advisors, escribió tras la publicación el miércoles de las actas de la reunión de diciembre que, en su opinión, mostraban a la Reserva Federal "dispuesta a asumir los costes" de elevar la tasa de desempleo.

"No creo que podamos subestimar la importancia de los resultados del mercado laboral", escribió Duy. "Si el mercado laboral no se desacelera pronto de forma notable, la Reserva Federal tendrá que subir los tipos de interés oficiales" más allá de la horquilla del 5,00%-5,25% que la mayoría de los funcionarios consideran ahora como punto final.

El tipo objetivo de los fondos federales se sitúa actualmente entre el 4,25% y el 4,50%.

El mercado laboral ha desconcertado a los banqueros centrales durante la pandemia de COVID-19 tanto como la inflación. Las primeras expectativas de que una avalancha de trabajadores de vuelta al mercado laboral aliviaría las condiciones salariales y de contratación resultaron optimistas. La tasa de participación de la población activa se ha estancado por debajo de su nivel anterior a la pandemia y algunos responsables consideran que la oferta "parece limitada", según se desprende de las actas de la reunión de diciembre.

Incluso con la incertidumbre que rodea a la economía, la demanda de contratación sigue siendo fuerte. Sigue habiendo muchas más ofertas de empleo que personas en busca de trabajo.

Aunque esa es una posible receta para un aumento constante de los salarios, el hecho de que la Reserva Federal se centre en el mercado laboral como posible motor de la inflación futura no está exento de polémica.

Algunos economistas y dirigentes monetarios han argumentado que las raíces de la inflación se encuentran en otros lugares y no deberían requerir un aumento drástico del desempleo para solucionarse. La vicepresidenta de la Fed, Lael Brainard, ha citado, por ejemplo, los márgenes de beneficios empresariales, que siguen siendo elevados, mientras que el presidente de la Fed de Mineápolis, Neel Kashkari, comparó recientemente la dinámica actual con el tipo de "sobreprecio" que utilizan empresas como Uber Technologies Inc cuando la alta demanda se encuentra con una oferta inflexible.

Otros argumentan que un retorno completo a una inflación del 2% puede resultar más difícil de lo esperado y el coste para el crecimiento y el empleo del incremento final puede resultar demasiado alto para soportarlo.

La propia Reserva Federal prevé que la tasa de desempleo aumente solo un punto porcentual, hasta el 4,6% desde el 3,7% actual, a finales de 2023, un aumento que normalmente se asociaría a una recesión, aunque no excesivamente dura.

Las actas de la reunión del mes pasado, sin embargo, pueden ser una advertencia de lo que nos espera y suponen un revés para el marco favorable al empleo adoptado formalmente por la Reserva Federal a mediados de 2020 y elaborado con la idea de que un mercado laboral fuerte y una inflación baja pueden coexistir.

Así fue durante la expansión sin precedentes que comenzó en 2009 y que aún estaba en marcha cuando se produjo la pandemia.

Los responsables esperaban entonces que la inflación aumentara por diversas razones, desde la compra masiva de bonos por parte de la propia Reserva Federal hasta el descenso constante de la tasa de desempleo. No fue así y se mantuvo tan persistentemente baja que a los dirigentes monetarios les preocupaba que pudiera ocurrir lo mismo que en Japón, donde la incapacidad del banco central para elevar la inflación hasta el objetivo del 2% presentaba sus propios riesgos.

"ESPIRAL DE PRECIOS Y SALARIOS"

El nuevo marco pretendía solucionar este problema con un sesgo incorporado contra la subida de tipos hasta que la inflación no sólo volviera al nivel del 2%, sino que lo superara, permitiendo que el crédito flexible impulsara la economía y los precios, al alza. En teoría, el resultado sería más empleo y menos paro.

Este enfoque, plasmado en las declaraciones sobre política monetaria de los meses críticos en los que la inflación creciente se afianzó en 2021, ha sido criticado por anclar a la Reserva Federal en una línea de actuación que los responsables tardaron demasiado en abandonar.

Los dirigentes monetarios lo han reconocido, aunque también han argumentado que no habría habido mucha diferencia si se hubieran movilizado contra la inflación unos meses antes.

Lo que temen que surja ahora es un problema totalmente distinto: una inflación que pueda verse impulsada por las mismas condiciones del mercado laboral que prometieron fomentar.

La noción de "espiral salarios-precios" sigue siendo discutida, ya que hasta ahora la inflación ha superado las ganancias salariales medias.

Sin embargo, a medida que la inflación disminuye desde lo que los responsables de la Reserva Federal esperan que sea un máximo a mediados de 2022, Powell y otros esperan también una moderación de los aumentos salariales.

La inflación que está resultando más difícil de desarraigar es la del sector de los servicios, de gran intensidad de mano de obra, en el que los precios son más sensibles a los ingresos de los trabajadores "y, por lo tanto, probablemente se mantendrían elevados de forma persistente si el mercado laboral siguiera siendo muy estrecho", señalan las actas.

"Aunque en la actualidad hay pocos indicios de una dinámica adversa de los precios y salarios, (los responsables de la política monetaria) consideran que para reducir este componente de la inflación a niveles compatibles con el mandato sería necesaria cierta moderación del crecimiento de la demanda de mano de obra".

Esta conclusión no significa que el nuevo marco esté dado por perdido. De hecho, es casi seguro que la Fed vuelva a aprobar ese enfoque en su reunión de política monetaria del 31 de enero al 1 de febrero. Powell ha argumentado que la mejor manera de cumplir el mandato, de hecho, es controlando la inflación ahora para que surja un mercado laboral más sostenible.

Aun así, es posible que el conflicto inmediato entre ambos se esté acercando.

(Información de Howard Schneider; editado en español por Flora Gómez)