La mayoría de las empresas cafeteras mundiales no estarán preparadas para cumplir la nueva ley de la Unión Europea que impide la importación de materias primas vinculadas a la deforestación, y los pequeños agricultores podrían sufrir las consecuencias, según ha revelado un importante informe del sector del café.

La histórica ley de la UE, que entrará en vigor a finales de 2024, exige a los importadores de materias primas como el café, el cacao, la carne de vacuno, la soja, el caucho y el aceite de palma que presenten una declaración de diligencia debida que demuestre que sus mercancías no contribuyen a la destrucción de los bosques -una de las principales causas del cambio climático- o se arriesgan a pagar fuertes multas.

Según el Barómetro bienal del café, elaborado por un grupo de ONG, la falta de preparación de las empresas cafeteras ante la ley podría llevarlas a desplazar su abastecimiento a regiones más desarrolladas como Brasil, que cuentan con una mejor trazabilidad, dejando en la estacada a los millones de agricultores, en su mayoría pequeños agricultores afectados por la pobreza.

Hizo un llamamiento tanto a la UE como a las empresas cafetaleras para que se aseguren de que esto no ocurra, entre otras cosas porque los agricultores desesperados podrían verse obligados, en un escenario así, a expandirse a zonas boscosas para aumentar la producción y poder llegar a fin de mes.

Estos agricultores venderían entonces a regiones con normas medioambientales menos estrictas, anulando el impacto previsto de la ley. La deforestación es responsable de cerca del 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático, y la ley pretende atajar la contribución de la UE a este fenómeno.

"Invertir en las comunidades agrícolas de paisajes vulnerables puede parecer arriesgado, sin embargo estas inversiones son esenciales para atajar las causas profundas de la deforestación mundial", declaró Niels Haak, de Conservation International, uno de los patrocinadores del informe.

El café es producido por unos 12,5 millones de agricultores en unos 70 países, pero sólo 5 de ellos - Brasil, Vietnam, Colombia, Indonesia y Honduras - producen el 85% del café mundial.

El 15 por ciento restante lo producen 9,6 millones de agricultores, es decir, dos tercios del total, en países como Etiopía, Uganda, Tanzania, Kenia, Perú, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica y México.

Estos países tienen "infraestructuras inadecuadas y bajos niveles de trazabilidad", según el informe.

"Sin el apoyo proactivo de los compradores, los pequeños productores que carecen de organización y recursos para proporcionar los datos necesarios para el cumplimiento (de la ley) soportarán el impacto inicial", señala el informe.

La ley de deforestación de la UE ha causado mucha consternación entre los países productores.

Indonesia ha acusado a la UE de "imperialismo regulador", mientras que Malasia ha dicho que la ley es un "esfuerzo deliberado" para aumentar los costes y las barreras para su sector del aceite de palma, una fuente clave de ingresos por exportación para el país.

Según el Barómetro del Café, en los últimos 20 años se han perdido anualmente unas 130.000 hectáreas de bosque debido a la tala de tierras para el cultivo del café, ya que los agricultores -la mayoría de los cuales permanecen en el umbral de la pobreza o por debajo de él- intentan llegar a fin de mes.