"La industria de la piel está en caída libre, por lo que la cuestión de la relevancia de una industria basada en la crueldad animal se plantea hoy de forma aún más aguda", dijo Thomas Pietsch, responsable de Animales Salvajes en el Entretenimiento y Textiles de Four Paws.

Entre 2011 y 2021, el valor comercial de las importaciones en la UE se redujo a 138,3 millones de dólares, frente a unos 363,6 millones, según la base de datos Comtrade de las Naciones Unidas.

En un esfuerzo por atraer a los compradores más jóvenes, cada vez más sensibles a las cuestiones éticas y medioambientales, las marcas de moda se han comprometido a prohibir las pieles de animales, como Prada, Kering, Moncler, Valentino y Versace.

Four Paws informó de que la producción de pieles había disminuido considerablemente, hasta 11 millones de pieles de animales en 2021, frente a 38 millones en 2018.

Pero si los abrigos fabricados íntegramente con pieles han pasado de moda en los últimos años, ésta ha seguido utilizándose como adorno o en bolsos de alta gama.

El gigante francés del lujo LVMH, que sigue vendiendo pieles, dijo en abril que se asociaba con el Imperial College de Londres y el Central Saint Martins para desarrollar fibras de piel cultivadas en laboratorio.

Según Four Paws, las pieles también suponen un riesgo para la salud, como demuestran los brotes de coronavirus en las granjas de visones, que llevaron al sacrificio masivo de los animales infectados en 2020 en Dinamarca y Holanda, y provocaron la protesta pública y la exigencia de prohibir el uso de artículos de origen animal en la industria de la moda.

"El fin está cerca para las granjas de pieles", dijo Pietsch. "Este comercio bárbaro y anticuado no tiene cabida en nuestra sociedad ni en la economía moderna. Ya no hay argumentos para ello, la Comisión Europea debe actuar de una vez".