Tras la sentencia, los entusiastas de los criptoactivos se alborotaron, no sólo por la posible conversión del GBTC en un ETF de bitcoin cash, sino también por las críticas explícitas del tribunal a la SEC. La "incapacidad del regulador para cumplir sus propias normas, unida a su incapacidad para racionalizar suficientemente sus decisiones", provocó la ira generalizada. En particular, la SEC no justificó por qué aprobó determinados productos financieros relacionados con el bitcoin, en particular los basados en contratos de futuros, mientras que rechazó otros.
El planteamiento de la SEC es tanto más cuestionable cuanto que parece ignorar datos clave, como el comportamiento casi idéntico de los mercados al contado y de futuros de bitcoin -ambos mercados están correlacionados positivamente en un 99%-. Por otro lado, las implicaciones de esta decisión para la demanda actual de ETF, sobre todo tras la sorprendente entrada del gigante de la inversión BlackRock, siguen sin estar claras. En otras palabras, el revés de la SEC no significa necesariamente que todos los ETF de Bitcoin cash vayan a ser aceptados. El regulador de valores estadounidense podría encontrar nuevas explicaciones para denegar la aprobación de ETF en el futuro.
Pero este paso legal tiene un doble impacto.
En primer lugar, la aceptación de los ETF podría permitir inyectar miles de millones de dólares de inversión en criptomonedas a través de plataformas de intercambio reguladas y tradicionales. También permitiría a muchas personas que aún desconfían de abrir cuentas en Binance y Coinbase exponerse directamente al bitcoin.
En segundo lugar, la decisión socava la percepción de omnipotencia de la SEC en el ámbito de las criptomonedas. Tras el histórico caso Ripple en julio, está claro que la agencia no tiene necesariamente la última palabra en la interpretación legal de los activos digitales; un papel que el poder judicial de EE.UU. y potencialmente el Congreso también pueden desempeñar. Este punto es tanto más importante cuanto que el presidente de la SEC, Gary Gensler, ha declarado que casi todas las criptomonedas, con excepción del bitcoin, están sujetas a la regulación de la SEC.
Esto se produce cuando los legisladores están debatiendo activamente el proyecto de ley Lummis-Gillibrand de Innovación Financiera Responsable, que cuestiona la jurisdicción de la SEC sobre los activos digitales. El proyecto de ley sugiere que la naturaleza de las criptomonedas como una entidad "similar a las materias primas" podría dar lugar a que estuvieran mejor reguladas por la Commodity Futures Trading Commission (CFTC) de Estados Unidos. El Servicio de Impuestos Internos (IRS), por su parte, trata las criptodivisas como bienes. En otras palabras, no está muy claro al otro lado del Atlántico.
De momento, las criptomonedas son dinero digital, valores, materias primas, propiedades, pero también son herramientas que simbolizan movimientos libertarios, progresistas y apolíticos. El ecosistema de las criptomonedas, que se presenta como la interfaz de una arquitectura financiera ultramoderna, está trastornando las finanzas tradicionales con su cuota de fascinación y contradicción para Wall Street. Con este complejo telón de fondo, surge una pregunta: ¿debe ser la SEC la única guardiana del destino del mundo de las criptodivisas? Continuará...