Macron viajó a China con una delegación de 50 líderes empresariales entre los que se encontraban los consejeros delegados de Airbus, Alstom y EDF, lo que hizo dudar a algunos diplomáticos de que esto pudiera difuminar el mensaje de firmeza que Occidente quiere enviar en un momento de mayor tensión entre Pekín y Estados Unidos.

En los jardines de la embajada francesa, donde Macron se dirigió a la comunidad francesa el miércoles por la noche, el rechazo del presidente a lo que llamó una "espiral ineludible" de tensión que llevaría a cortar los lazos con China fue ampliamente acogido.

"Es muy bueno que el presidente haya venido. Demuestra que la comunidad empresarial cuenta con el apoyo del presidente, es muy importante de cara a las autoridades chinas", declaró a Reuters Thierry de la Tour d'Artaise, presidente del grupo francés de electrodomésticos SEB.

"La gente no conoce bien este país, muchas de las cosas que se dicen son falsas", dijo. "No creo que los estadounidenses nos pidan nuestra opinión cuando viajan aquí, así que es muy bueno que Francia haga sus propias cosas y asuma su responsabilidad".

Su empresa, que vende sartenes wok, batidoras y ollas arroceras bajo la marca Supor, es líder en pequeños electrodomésticos de cocina en China, afirmó.

Sin embargo, algunos comentaristas criticaron el tamaño de la delegación empresarial de Macron.

"Tres cuartas partes de la delegación son líderes empresariales: el objetivo es ante todo firmar contratos", escribió en Twitter Raphael Glucksmann, diputado de izquierdas del Parlamento Europeo, antes de la visita de Macron.

"En un momento en que el debate en Europa se centra en nuestra dependencia suicida de China y en la injerencia china, el mensaje es inoportuno", dijo.

Pero preguntado por Reuters sobre si había alguna contradicción entre el llamamiento de los líderes europeos a "des-riesgar" su relación con China y su gran ofensiva comercial, el propio Macron rechazó este argumento.

"Autonomía estratégica no significa autarquía", dijo Macron tras el discurso en la embajada.

Francia había sido prudente para no dejar que sus operadores estratégicos de telecomunicaciones y sus proveedores de energía cayeran bajo propiedad no europea, pero aún había oportunidades de negocio en sectores en los que la seguridad nacional no era un riesgo, como la agricultura, dijo Macron.

"Es la diferencia entre des-riesgar y des-acoplar", dijo.

Operar en China seguía presentando desafíos para las empresas francesas, según los expatriados franceses establecidos en China.

"Nos presionan para que transfiramos tecnología y nos negamos. Es el juego del gato y el ratón, pero aun así conseguimos hacer grandes cosas", declaró a Reuters un ingeniero afincado en Pekín que trabaja para la empresa aeroespacial francesa Safran.