ARROYOMOLINOS, España, 23 jul (Reuters) - Para refrescarse en el sofoco de mediados de julio en el centro de España ya no es necesario tener una piscina privada ni arriesgarse a contraer COVID-19 en las abarrotadas instalaciones de baño públicas, como ha descubierto Aura Cenet.

Esta camarera madrileña de 21 años y sus tres amigos contrataron una piscina privada en el jardín de una casa de Arroyomolinos, una localidad situada a 28 km al suroeste de la capital española, utilizando la aplicación Swimmy.

"Estábamos buscando algo donde no hubiera mucha gente, más que nada para estar protegidos y no tener que llevar la mascarilla todo el rato, y pasarlo bien, sin molestar a nadie y sin que nadie nos moleste", dijo Cenet a Reuters mientras se relajaba en la piscina.

"Definitivamente yo repetiría. (...) No creo que vuelva a una municipal".

La pandemia ha impulsado negocios como los de la fabricación y el mantenimiento de piscinas en todo el mundo, ya que cada vez más personas deciden evitar las piscinas comunitarias y las playas.

La empresa española Fluidra, el mayor fabricante de equipos para piscinas del mundo, multiplicó en mayo sus beneficios por 40 y afirmó que la demanda de piscinas residenciales probablemente seguirá siendo fuerte.

Los propietarios que utilizan la aplicación móvil Swimmy pueden ganar hasta 1.200 euros (1.413 dólares) al mes alquilando sus piscinas, dijo Estefanía Leiva, directora de comunicación de la rama española de Swimmy, fundada en 2017 en Francia.

Los precios en el área de Madrid suelen oscilar entre los 12 y los 30 euros por persona por medio día.

"Este año, aunque las medidas (por la COVID-19) se han relajado, seguimos viviendo el mismo escenario. Y de hecho los meses de mayo y de junio hemos duplicado las reservas con respecto al año pasado", asegura Leiva.

Un nuevo aumento de los contagios este mes ha obligado a varias regiones a reimponer algunas restricciones en las últimas dos semanas.

Leiva dijo que había 150.000 usuarios de la aplicación que eligen entre unas 3.500 piscinas privadas en España y Francia. Swimmy también opera en Italia, Alemania y Estados Unidos.

La propietaria de la piscina alquilada por Cenet y sus amigos empezaron a utilizar la aplicación el año pasado.

"Yo disfruto poco de la piscina (...). para estar un par de horitas yo, si la pueden disfrutar los demás mejor. Y me viene bien el dinero, porque estas piscinas tienen mucho gasto", dice Vanessa Ghirardato.

(Reporte de Silvio Castellanos y Michael Gore, reporte adicional de Joan Faus, escrito por Graham Keeley, editado por Andrei Khalip y Raissa Kasolowsky; traducido por Darío Fernández)