En su primera declaración pública sustantiva sobre el acuerdo, la Casa Blanca dejó claro que apoyaba una revisión cuidadosa de la transacción por parte del Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS) y posiblemente de las autoridades antimonopolio.

La directora del Consejo Económico Nacional, Lael Brainard, dijo que el presidente Joe Biden daba la bienvenida a los fabricantes de todo el mundo que invierten en empleos y trabajadores estadounidenses.

"Sin embargo, también cree que la compra de esta icónica empresa de propiedad estadounidense por una entidad extranjera -incluso de un aliado cercano- parece merecer un serio escrutinio en términos de su impacto potencial en la seguridad nacional y la fiabilidad de la cadena de suministro", dijo en un comunicado emitido a última hora del jueves.

"Este parece el tipo de transacción que el comité interagencias sobre inversiones extranjeras al que el Congreso facultó y la administración Biden reforzó está preparado para investigar cuidadosamente", dijo. "Esta administración estará dispuesta a examinar detenidamente las conclusiones de cualquier investigación de este tipo y a actuar si procede".

La enérgica declaración de la Casa Blanca se produce en medio de crecientes críticas al acuerdo propuesto por parte de legisladores demócratas y republicanos y del poderoso sindicato U.S. Steelworkers, que representa a los trabajadores de la tercera mayor empresa siderúrgica de Estados Unidos.

Cuatro senadores estadounidenses demócratas y tres republicanos han criticado el acuerdo esta semana, citando preocupaciones de seguridad nacional o planteando preguntas sobre por qué las dos empresas no consultaron al principal sindicato de U.S. Steel antes del anuncio.

Nippon dijo el lunes que compraría U.S. Steel, con sede en Pittsburgh, por 14.900 millones de dólares en efectivo, imponiéndose a rivales como Cleveland-Cliffs, ArcelorMittal y Nucor en una subasta por la siderúrgica de 122 años de antigüedad.

Brainard dijo que Biden consideraba a U.S. Steel como una parte integral del "arsenal de la democracia" de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y creía que seguía siendo "un componente central de la producción nacional de acero en general que es fundamental para nuestra seguridad nacional."

Biden ha hecho de la restauración de la industria manufacturera estadounidense un pilar central de su presidencia, y a menudo alaba la creación de 800.000 puestos de trabajo en el sector manufacturero durante su mandato.

Brainard dijo que Biden también había tomado medidas para proteger a las empresas siderúrgicas estadounidenses contra las prácticas comerciales desleales y distorsionadoras del mercado en China y otros países, al tiempo que apoyaba los empleos sindicales en toda la economía.

"Por eso su Administración se ha comprometido a hacer todo lo posible para garantizar que los trabajadores del acero puedan competir en igualdad de condiciones, mediante políticas que combatan las prácticas comerciales desleales y reconozcan que una industria siderúrgica nacional estadounidense fuerte es vital para nuestra economía y nuestra seguridad nacional", afirmó en el comunicado.