La segunda mayor economía de la eurozona crecerá un 0,9% este año, pronosticó el Banco de Francia en sus perspectivas económicas trimestrales, revisadas al alza desde el 0,7% de junio.

La mejora de las perspectivas se debió principalmente a un crecimiento del 0,5% en el segundo trimestre, mejor de lo previsto, cifra que se vio impulsada por la reanudación de la actividad de las refinerías tras las huelgas, la vuelta a la producción de energía nuclear tras el mantenimiento y la entrega de un transatlántico.

Para el próximo año, se prevé un crecimiento del 0,9% de nuevo, recortado desde el 1,0% de junio, antes de repuntar hasta el 1,3% en 2025, más débil que el 1,5% previsto por el banco central en junio.

Aunque se espera que el gasto de los consumidores mejore en los próximos dos años a medida que la inflación vaya remitiendo, las débiles perspectivas de la economía alemana -principal socio comercial de Francia- y el lento crecimiento de China limitarán las ganancias, según el banco central.

Tras alcanzar un máximo del 7,3% en febrero, el banco central francés pronosticó que la inflación descendería hasta una media del 5,8% este año, del 2,6% el próximo y del 1,8% en 2025, justo por debajo del objetivo del 2% del Banco Central Europeo.

Se esperaba que una menor inflación se tradujera en unos salarios reales más altos y posiblemente incitara a los hogares a ahorrar menos tras un salto en la tasa de ahorro hasta casi el 19% en el segundo trimestre.

El banco central francés afirmó que el empleo se mantendría fuerte este año, aunque el desfase entre el mercado laboral y la economía en general implicaba que a partir del año que viene se perderían más puestos de trabajo de los que se crearían.

Estimó que la tasa de desempleo pasaría del 7,2% este año al 7,5% en 2024 y al 7,8% en 2025.