Tras haber subido los tipos en cada una de sus últimas nueve reuniones, el BCE se debate ahora entre subirlos de nuevo el 14 de septiembre, quizá por última vez en este ciclo de endurecimiento para asegurarse de alcanzar su objetivo de inflación del 2%, o si debe hacer una pausa ante el rápido deterioro de las perspectivas de crecimiento.

En declaraciones a la publicación irlandesa The Currency en una entrevista publicada el martes, Lane dijo que los datos de la semana pasada que mostraban una relajación de las presiones subyacentes sobre los precios eran noticias "muy bienvenidas", en línea con la predicción del banco de junio.

"Pero como he dicho, un mes de datos es sólo una pieza de información: Necesitamos ver que eso continúa", dijo.

"Los datos detallados sobre la inflación no salen hasta mediados de mes. Así que tendremos que ver", dijo.

El banco se enfrenta a un dilema, ya que su tipo de depósito está ya en máximos de más de dos décadas y el crecimiento económico se ha estancado en los últimos tres trimestres, pero el crecimiento de los precios de los servicios es obstinado y los salarios siguen subiendo rápidamente, lo que apunta a una persistente presión sobre los precios.

Los mercados sólo ven una posibilidad entre cuatro de que se produzca una subida el 14 de septiembre, pero siguen esperando que se produzca un aumento de 25 puntos básicos hasta el 4% antes de finales de año, antes de que se produzcan recortes de tipos a partir de mediados de 2024.

Lane instó a la paciencia, citando la previsión de junio del banco de que gran parte del repunte de la inflación de 2022 se reduciría en 2023, con nuevos avances en 2024 y en 2025 en un "proceso de varios años".

"Una inflación del 10% no se desploma al 2% muy rápidamente, pero... ya se ha reducido a la mitad, del 10% al 5%, y se esperan nuevos avances este año", dijo Lane.

El BCE espera "cierto bache" en la relajación de la inflación energética y alimentaria, pero los fuertes aumentos de precios de hace un año "desaparecerán de los datos este otoño", afirmó.

Los precios del petróleo y del gas siguen siendo una importante fuente de incertidumbre, mientras que una segunda ronda de inflación provocada por las subidas salariales todavía tiene que desarrollarse en cierta medida, según Lane.

Los temores de que la fortaleza del turismo europeo provocara una inflación de los servicios bastante fuerte se han visto atenuados por los últimos datos, afirmó.

"La inflación de los servicios sigue siendo significativa, pero el hecho de que se haya producido una cierta relajación, creo que ayuda a limitar esa narrativa", añadió.