En un evento organizado por JP Morgan, Guillén, director de política económica, dijo que a corto plazo, el banco central analiza cómo los estímulos fiscales impactarán en la actividad y cómo esto se traducirá en más inflación.

A largo plazo, la atención se centra en la credibilidad del marco fiscal, añadió.

Sus comentarios se produjeron en un momento en que el equipo de transición del gobierno del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva negocia un mayor margen presupuestario para los gastos sociales en 2023 en una exención multimillonaria de un tope constitucional de gasto, considerado como el principal ancla fiscal del país.

El paquete ha dejado al mercado aprensivo ante la falta de compromisos en materia de control del gasto público, lo que en última instancia podría llevar la deuda de Brasil a niveles récord y forzar un cambio de política monetaria.

Guillen dijo que las políticas fiscales pueden afectar a la moneda brasileña, cambiar las expectativas y afectar directamente a la inflación a través de los gastos.

Tras la decisión del banco central de pausar su agresivo endurecimiento monetario en septiembre, después de elevar los tipos al 13,75% desde un mínimo histórico del 2% en marzo de 2021, Guillen reconoció que "tenemos una política monetaria muy restrictiva".

Eso sugiere que la inflación caerá en torno al objetivo oficial a pesar de seguir siendo alta, señaló, subrayando que el banco central hará lo que sea necesario para lograr ese objetivo.