Por Gabrielle Tétrault-Farber

La ofensiva israelí lanzada el 7 de octubre tras una matanza perpetrada por militantes de Hamás desplazó a la mayor parte de los 2,3 millones de habitantes de Gaza y provocó una grave escasez de alimentos, agua y suministros médicos.

Según las autoridades palestinas, al menos 25.295 personas han muerto en Gaza, y se teme que miles más estén sepultadas bajo los escombros de una franja costera en gran parte arrasada.

"Es difícil llegar a los lugares a los que necesitamos llegar en Gaza, sobre todo en el norte", dijo Abeer Etefa, portavoz del PMA para Oriente Medio. "Ha llegado muy poca ayuda más allá de la parte sur de la Franja de Gaza (...). Creo que sigue muy presente el riesgo de focos de hambruna en Gaza".

Desde el comienzo de las hostilidades, las entregas de ayuda al norte de Gaza han estado limitadas, y la zona estuvo totalmente aislada de la ayuda exterior durante semanas a principios del conflicto. Etefa indicó que existe una "limitación sistemática para entrar en el norte de Gaza, no sólo para el PMA".

"Por eso vemos que la gente está cada vez más desesperada e impaciente por la distribución de alimentos, porque es muy esporádica", dijo. "No la reciben con frecuencia y no tienen confianza ni seguridad en que estos convoyes vuelvan a llegar".

La Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU (OCHA) también dIJO este mes que las autoridades israelíes le niegan de forma sistemática el acceso al norte de Gaza para distribuir ayuda y que esto estaba obstaculizando mucho la operación humanitaria allí.

Las autoridades israelíes han negado que estén obstaculizando la ayuda y afirman que trabajan para minimizar los daños a la población civil.

Israel dijo el lunes que está haciendo esfuerzos para ayudar a mantener en funcionamiento los hospitales, suministrando combustible y ayuda médica, y que espera que se establezcan más hospitales de campaña en los próximos días.

(Editado en español por Carlos Serrano)