Washington teme que la guerra de Israel en Gaza extienda la violencia por toda la región, con grupos armados respaldados por el archirrival de Israel, Irán, lanzando ataques solidarios en Líbano, Siria, Irak y Yemen.

El grupo armado libanés Hezbolá ha estado intercambiando disparos con el ejército israelí a través de la frontera sur del Líbano desde que el grupo islamista palestino Hamás atacó Israel desde Gaza hace tres meses, provocando el duro asalto israelí al enclave palestino.

La violencia fronteriza ha obligado a huir a decenas de miles de personas de ambos bandos y ha hecho temer que el conflicto de Gaza se extienda al resto de la región.

El primer ministro provisional del Líbano, Najib Mikati, declaró el martes a un alto funcionario de las Naciones Unidas que su país estaba dispuesto a entablar conversaciones sobre la estabilidad a largo plazo en su frontera sur con Israel.

Hochstein, el enviado de energía de Estados Unidos, planteó el año pasado la posibilidad de entablar conversaciones sobre el trazado de la frontera terrestre entre Israel y Líbano, tras haber mediado en un acuerdo de 2022 que fijaba las fronteras marítimas entre ambos países.

Israel ha dicho que está dando una oportunidad a la diplomacia para evitar que Hezbolá dispare contra la población que vive en su norte y para hacer retroceder a Hezbolá de la frontera, advirtiendo que, de lo contrario, el ejército israelí tomará medidas para lograr estos objetivos.

Más de 130 combatientes de Hezbolá han muerto en Líbano durante las hostilidades. Hezbolá ha dicho que no busca una guerra a gran escala pero que no se contendría si Israel inicia una.

El ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre causó 1.200 muertos, según los recuentos israelíes. La ofensiva posterior de Israel ha matado a más de 23.000 gazatíes, alrededor del 1% de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, según el ministerio de sanidad de la Gaza gobernada por Hamás.