"El riesgo de una escasez de gas en la temporada de invierno 2022/23 ya no está tan presente como lo estaba en el verano de 2022, y los precios de la energía también han retrocedido desde entonces. Sin embargo, se mantienen en un nivel elevado y no se pueden descartar las interrupciones de la producción", dijo el IW en la encuesta vista por Reuters.

"Además, hasta el transcurso de 2023 no se sabrá con certeza la amplitud del suministro de gas y energía para el próximo invierno y el alcance de las posibles interrupciones que puedan producirse en 2023".

La encuesta realizada a unas 2.500 empresas mostró que alrededor de un tercio de las compañías espera que la producción se estanque y la cuarta parte restante prevé que el negocio crezca.

Se prevé que la economía alemana, la mayor de Europa, se contraiga un 0,3% el año que viene, la mayor entre las naciones del G7, según el Fondo Monetario Internacional, afectada por la repentina interrupción de los flujos de gas procedentes de Rusia, su antiguo principal proveedor.

Las perspectivas son especialmente sombrías en el sector alemán de la construcción, donde más de la mitad de las empresas encuestadas por IW prevén un descenso de la producción y sólo el 15% anticipan más negocio.

El panorama es apenas más brillante en la industria, donde el 39% de las empresas encuestadas prevé un descenso, impulsado por una valoración prudente en las industrias de consumo y básicas.