Nunca escasa de ideas para demostrar su imperialismo, China ha promovido una concepción muy particular de sus fronteras, desafiando el derecho internacional. El mapa en cuestión muestra una serie de zonas disputadas e indisputadas.

Como era de esperar, en primer lugar en el Mar de China Meridional. La tristemente célebre "línea de puntos 9 ó 10" otorga a Pekín la soberanía sobre aguas internacionales, donde son legión los incidentes entre armadas chinas y vecinas. La delimitación abarca Taiwán, conocido por su afán independentista, las islas Spratly, reclamadas por Vietnam, Malasia y Filipinas, y las islas Paracel, cuya propiedad también reclama Hanói.

Todavía al sur, el sorteo concede a China el estado de Arunachal Pradesh (uno de los 28 estados de India) y Aksai Chin, una zona al noroeste de la meseta tibetana, reclamada por ambos países y escenario de enfrentamientos armados entre Pekín y Nueva Delhi en 2020. Y esto en un momento en que los dos gigantes asiáticos concluyeron una reunión "amistosa" en la cumbre de los BRICS el 24 de agosto.

Y lo que es más sorprendente, el nuevo mapa incluye toda la isla de Bolshoi Ussuriisk, territorio compartido entre Rusia y China en 2000, lo que ha provocado la ira de Moscú, a pesar de ser un gran amigo de la República China.

Aunque no es infrecuente que Pekín adopte una línea blanda a la hora de definir los límites de su nación, y el país está continuamente en conflicto por muchas de sus fronteras, parece que el descaro (o la poca habilidad para colorear) de Xi Jinping le ha pillado por sorpresa. La respuesta no se ha hecho esperar: India ha enviado tropas a sus fronteras y otros países han condenado con mayor o menor firmeza la iniciativa china.

Dibujo de Amandine Victor