"Ha pasado más de un mes desde la invasión de Ucrania, desde el comienzo de esta guerra cruel y sin sentido, que, como toda guerra, es una derrota para todos, para todos nosotros", dijo ante miles de personas en la Plaza de San Pedro para su bendición dominical.

"Debemos repudiar la guerra, un lugar de muerte donde los padres y las madres entierran a sus hijos, donde los hombres matan a sus hermanos sin siquiera verlos, donde los poderosos deciden y los pobres mueren", dijo.

La guerra en Ucrania estaba destruyendo el futuro del país, dijo, citando una estadística según la cual la mitad de los niños del país han tenido que huir del mismo.

"Esa es la bestialidad de la guerra, algo que es bárbaro y sacrílego", dijo, instando a sus oyentes a no considerar la guerra como algo inevitable o a lo que hay que acostumbrarse.

"Si salimos de esto (de la guerra) igual que antes, todos seremos en cierto modo culpables. Ante el peligro de autodestrucción, la humanidad debe comprender que ha llegado el momento de abolir la guerra, de cancelarla de la historia del hombre antes de que ella cancele al hombre de la historia", dijo.

Desde que Rusia invadió a su vecino el 24 de febrero, Francisco ha hablado varias veces de un posible conflicto nuclear.

"Ruego a todos los políticos implicados que reflexionen sobre ello, que se comprometan y que, mirando a la martirizada Ucrania, comprendan que cada día de guerra empeora la situación para todos", dijo.

"¡Basta! ¡Basta! Que callen las armas. Negocien seriamente por la paz", dijo.

Desde la invasión, que Rusia califica de "operación militar especial" para desmilitarizar Ucrania, el Papa ha criticado implícitamente a Moscú, condenando enérgicamente lo que ha calificado de "agresión injustificada" y denunciando "atrocidades".

Pero ha utilizado la palabra "Rusia" sólo en las oraciones, como durante un evento mundial especial por la paz el pasado viernes