Austin dijo que los aliados de larga data discutieron la entrega de "plataformas de defensa prioritarias", incluyendo radares, aviones no tripulados, aviones de transporte militar y sistemas de defensa costera y aérea en una llamada reunión 2+2 en Washington, en la que también participaron el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken y sus homólogos filipinos.

El ministro filipino de Asuntos Exteriores, Enrique Manalo, declaró en la misma conferencia de prensa que las dos partes "redoblaron" su compromiso de modernizar la alianza entre Filipinas y Estados Unidos al reconocer que "nuestra asociación tendrá que desempeñar un papel más importante en la preservación de un orden internacional basado en el derecho internacional".

Los expertos, incluidos antiguos funcionarios de defensa estadounidenses, afirman que Estados Unidos ve a Filipinas como un emplazamiento potencial para cohetes, misiles y sistemas de artillería para contrarrestar una invasión anfibia china de Taiwán, que China reclama como propia.

Austin dijo que era "demasiado pronto" para discutir qué activos le gustaría a Estados Unidos estacionar en bases militares en Filipinas bajo un Acuerdo de Cooperación de Defensa Mejorada (EDCA) recientemente ampliado.

Manalo dijo que los emplazamientos del EDCA estaban destinados principalmente a mejorar la interoperabilidad militar, hacer frente a posibles catástrofes humanitarias "y quizás responder a otros tipos de retos de seguridad", pero no dio más detalles.

El Pentágono no ha dicho específicamente para qué se utilizarán los emplazamientos adicionales, salvo que los trabajos incluirían la ampliación de aeropuertos y el entrenamiento con medios navales.

Manalo dijo el lunes que Washington y Manila tendrán que discutir lo que Estados Unidos puede hacer con su acceso a los emplazamientos del EDCA.

El EDCA permite el acceso de EE.UU. a las bases filipinas para entrenamiento conjunto, preposicionamiento de equipos y construcción de instalaciones como pistas de aterrizaje, almacenamiento de combustible y viviendas militares, pero no una presencia permanente.

Las relaciones entre Estados Unidos y Filipinas se han calentado considerablemente bajo la presidencia filipina de Ferdinand Marcos Jr, y la reunión 2+2 lo subrayó al ser la primera de este tipo en siete años. Pero Manila recorre un camino delicado con China, la potencia económica de la región.

Marcos aseguró el lunes a China que las bases militares accesibles a EE.UU. no se utilizarían en acciones ofensivas, subrayando que el acuerdo con Washington tenía por objeto reforzar las defensas de su país.