Dar, de 73 años, censor jurado de cuentas y experimentado político, procede del partido del primer ministro Shehbaz Sharif, la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N), que lidera un gobierno en minoría como parte de una coalición gobernante.

También es pariente cercano y estrecho colaborador del jefe de la PML-N, Nawaz Sharif.

El senador también ha sido ministro de Finanzas en cuatro ocasiones, lo que sugiere un mayor papel de la economía en la diplomacia nacional, ya que el país intenta conseguir otro acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y apuntalar la financiación exterior procedente de capitales extranjeros.

"La diplomacia económica es sin duda la necesidad del momento", declaró Dar a Reuters.

Sin embargo, incluso sus aliados políticos han criticado su gestión de la economía durante su mandato como ministro de Finanzas en la última coalición, que asumió el poder en abril de 2022 tras la destitución del ex primer ministro Imran Khan en un voto de confianza del parlamento.

La inflación se disparó hasta el 38% y los tipos de interés hasta el 22% durante los 16 meses de mandato de Dar, debido sobre todo a las exigencias políticas del FMI.

Dar ha defendido sus acciones, diciendo que tuvo que tomar medidas duras para evitar un impago soberano asegurando el programa del FMI, que Khan había echado por tierra días antes de dejar su cargo, una acusación que la ex estrella del críquet niega.

Sin embargo, bajo el mandato de Dar, Pakistán luchó durante siete meses para desbloquear los tramos restantes de su último programa de rescate de 6.500 millones de dólares, y finalmente fue necesaria la intervención de Shehbaz Sharif para asegurar un nuevo acuerdo de última hora.

Durante ese tiempo, Dar criticó regularmente al FMI en tribunas públicas en medio de las negociaciones. Es más conocido por favorecer la intervención en el mercado para apuntalar la rupia pakistaní, algo contra lo que el FMI ha advertido.

En su nuevo puesto, Dar tendrá que manejar relaciones delicadas, incluso con China y los países del Golfo que son fuentes clave de financiación para un Pakistán falto de liquidez, así como con Washington.

También se enfrenta a unos vecinos espinosos, entre ellos su archirrival India, que acudirá a las urnas este año, y el Afganistán liderado por los talibanes, al que Pakistán acusa de dar cobijo a militantes que incrementan los ataques en suelo pakistaní. Los talibanes niegan esa afirmación.

Dar tendrá que sortear estos retos en un gobierno en minoría que dependerá del apoyo de diferentes partidos para aprobar legislación crítica, y su socio de alianza, el Partido Popular de Pakistán, ha dicho que apoyaría al gobierno en función de cada asunto.

Es probable que también tenga que considerar a los poderosos militares, que han mantenido una enorme influencia en la política exterior del país, aunque niegan inmiscuirse en la política.