Entonces, a los 10 minutos aproximadamente, una explosión sacudió el patio donde se habían reunido los fieles, según declararon tres testigos a Reuters el lunes. Decenas de personas resultaron heridas con quemaduras y cortes provocados por los escombros que salieron despedidos. Catorce murieron, dijo el lunes el portavoz del ejército Anthony Mwalushayi.

"Estábamos escuchando al predicador cuando oímos una fuerte explosión que nos tiró al suelo", dijo Aline Pauni a Reuters desde la cama de una clínica cercana donde sus pies quemados estaban envueltos en vendas.

El ataque fue el último contra civiles perpetrado por insurgentes islamistas que recorren el este del Congo y han matado a miles de aldeanos desde 2014.

El Estado Islámico reivindicó la autoría el domingo. El ejército culpó a las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), un grupo militante ugandés que prometió lealtad al Estado Islámico en 2019. El grupo militante no pudo ser localizado para hacer comentarios y no reivindicó la autoría del atentado.

Los esfuerzos de limpieza estaban en marcha el lunes. Un pequeño cráter marcaba el centro del lugar de la explosión. Un par de zapatillas carbonizadas y trozos de techo de hojalata rasgado estaban esparcidos entre sillas de plástico destrozadas y bancos de madera. Los trabajadores sanitarios se llevaron a los muertos en ataúdes que colocaron en la caja de una camioneta.

Kasindi se encuentra en una provincia en la que las fuerzas congoleñas y ugandesas han lanzado una campaña contra el ADF, que comenzó como un levantamiento en Uganda pero que está asentado en el Congo desde finales de los años noventa.

"Rogamos a las autoridades que nos proporcionen seguridad para que no se repitan actos como éste", declaró a Reuters Paluku Kivugha, familiar de uno de los muertos. "Siempre que hay grandes grupos de personas hay riesgos".