El conflicto entre Israel y el grupo islamista palestino Hamás ha renovado la preocupación en un Japón pobre en energía por su gran dependencia de Oriente Próximo en petróleo y gas, y el aliado de EE.UU. ha adoptado un tono diplomático prudente ante la crisis en la franja de Gaza.

A continuación, los datos clave sobre la dependencia energética de Japón respecto a Oriente Medio:

FUENTE CONCENTRADA DE CRUDO

Japón, cuarto comprador mundial de petróleo, importa el 95% de su crudo de Oriente Medio, una concentración que ha crecido mucho en las últimas décadas y que es única entre los grandes importadores de petróleo.

De los 2,75 millones de barriles de petróleo al día (bpd) que Japón importó en agosto, Arabia Saudí (1,14 millones bpd) y los Emiratos Árabes Unidos (1,12 millones bpd) fueron los mayores proveedores, y Kuwait aportó 200.000 bpd.

Estados Unidos es el mayor productor mundial de petróleo pero sólo un pequeño proveedor de Japón, con 42.000 bpd en agosto.

En la época del embargo petrolero árabe de 1973, Japón importaba el 77% de su petróleo de los países del Golfo. Aquel acontecimiento desencadenó una inflación interna y una caída de la producción de bienes.

La dependencia del crudo de Oriente Medio aumentó después de que las principales refinerías japonesas dejaran de importar petróleo ruso poco después de la invasión de Ucrania por Moscú en febrero del año pasado, aunque algunas refinerías habían seguido importando petróleo ruso de forma intermitente hasta febrero de este año.

Antes de la guerra de Ucrania, Japón importaba unos 100.000 bpd de Rusia, es decir, el 4% de sus necesidades.

Japón es el segundo importador mundial, después de China, de gas natural licuado (GNL), que se utiliza para generar electricidad y suministrar gas a las ciudades, y su cartera de suministros está más equilibrada.

Alrededor del 40% de los 5,7 millones de toneladas métricas de GNL importadas por Japón en agosto procedían de Australia, mientras que el 12% provenía de tres países: Qatar, Omán y los EAU.

¿CUÁLES SON LAS ALTERNATIVAS DE JAPÓN?

Japón tiene opciones limitadas para reducir su dependencia de los suministros de Oriente Medio, al menos en lo que respecta al crudo.

Podría buscar más suministro en Estados Unidos, o pedir permiso a las naciones del Grupo de los Siete (G7), del que es miembro, para comprar crudo ruso por encima del tope de precio de 60 dólares fijado por el grupo tras la invasión de Ucrania por Moscú.

Los suministros de petróleo a Japón procedentes del proyecto ruso Sajalín 2 están actualmente exentos del tope.

Japón también podría tratar de comprar petróleo en el mercado al contado, aunque la oferta disponible se reduciría bruscamente para todos esos compradores si se interrumpieran los envíos de Oriente Medio.

En caso de una interrupción del suministro a corto plazo, Japón podría recurrir a sus vastas reservas, que a finales de agosto ascendían a 480 millones de barriles, es decir, 236 días, según el Ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI).

Los inventarios de GNL en manos de las principales compañías eléctricas japonesas, un indicador clave de los niveles de existencias, se situaban en 2,23 millones de toneladas métricas a 22 de octubre, por encima de la media de cinco años de 2,01 millones de toneladas para finales de octubre, según muestran los datos del METI.

REDUCCIÓN DE LA DEMANDA

En cuanto al gas natural, Japón ya está reduciendo las importaciones a medida que vuelve a poner en marcha las centrales nucleares que se cerraron tras el desastre de Fukushima de 2011.

Japón ha vuelto a poner en marcha 12 reactores nucleares -algunos de los cuales están en mantenimiento programado- con casi 12 gigavatios de capacidad combinada, de los 33 reactores que Japón está considerando volver a poner en marcha. Cada gigavatio de energía nuclear equivale a un millón de toneladas métricas de GNL al año.

Japón también ha estado reduciendo recientemente las importaciones de GNL mediante la incorporación de fuentes de energía renovables como la solar y la eólica.

El uso general de combustibles fósiles en Japón, la tercera economía más grande, está disminuyendo.

Según la Agencia Internacional de la Energía, la demanda de petróleo de Japón se redujo a 3,3 millones de bpd en 2021 desde los 4,2 millones de bpd en 2010, y se espera que caiga aún más hasta los 2,7 millones de bpd en 2030, a medida que la población del país se reduce y la economía se orienta hacia fuentes de energía con menos emisiones.

Japón planea reducir el uso de GNL en el sector eléctrico al 20% para 2030 desde el 37% en 2019, pero pretende seguir importando el combustible que considera una fuente de energía de "transición". (Reportaje de Katya Golubkova; Reportaje adicional de Daniel Leussink y Yuka Obayashi; Edición de Tony Munroe)