Las economías africanas en desarrollo apenas empezaban a recuperarse de la pandemia del COVID-19 cuando la invasión rusa de Ucrania provocó la agitación de los mercados de capitales y una aceleración de la inflación que disparó los precios de los alimentos.

Mientras tanto, el continente ya estaba luchando contra fenómenos meteorológicos extremos, como sequías, inundaciones y ciclones, agravados por el cambio climático.

"Los países africanos son realmente víctimas. Realmente no son responsables de estos efectos devastadores (del cambio climático)", declaró el ministro de Finanzas de las Comoras, Mze Abdou Mohamed Chanfiou, en una rueda de prensa junto a dos de sus homólogos africanos durante las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en Washington. El trío hablaba en nombre de los ministros de Finanzas del continente.

"Incluso si el FMI, el Banco Mundial y nuestras instituciones regionales han puesto en marcha fondos de emergencia, estos fondos no parecen realmente suficientes para responder a esto".

El FMI creó el año pasado el Fideicomiso de Resiliencia y Sostenibilidad (RST, por sus siglas en inglés) para ayudar a canalizar el exceso de reservas de Derechos Especiales de Giro del FMI de los países más ricos a las naciones pobres y vulnerables de renta media.

El fideicomiso pretende proporcionar financiación en condiciones favorables a largo plazo para necesidades como la adaptación al cambio climático y la transición a fuentes de energía más limpias.

Ruanda, Barbados, Costa Rica, Bangladesh y Jamaica ya han alcanzado acuerdos para programas de préstamos con cargo al fondo, y otros 44 países han manifestado su interés.

Los tres ministros de Finanzas africanos instaron a los países ricos a dar un paso adelante para cumplir sus promesas de financiar el fondo fiduciario.

La Directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, declaró el viernes que el FMI ya había recibido 40.000 millones de dólares en promesas de contribuciones para el Fondo. Añadió que el viernes se habían recibido más promesas, "lo que significa que hay una muy buena probabilidad de que podamos construirlo aún más en términos de solidez financiera."

Los ministros de Finanzas africanos, por su parte, pidieron que el marco respaldado por el G20, destinado a ayudar a los países a reestructurar su onerosa deuda, vaya más lejos.

Dos países africanos -Zambia y Ghana- ya han incumplido el pago de su deuda soberana desde el inicio de la pandemia. Pero aunque se han adherido a la iniciativa, ésta no ha conseguido hasta ahora proporcionar alivio.

Aunque África necesita más ayuda para hacer frente a la escasez de alimentos y a los elevados precios de los alimentos provocados por los fenómenos meteorológicos y la guerra en Ucrania, los ministros afirmaron que los gobiernos africanos también tienen su papel que desempeñar.

El ministro de Finanzas de Sierra Leona, Sheku A.F. Bangura, afirmó en la misma conferencia de prensa del sábado que África debe aprovechar su sector agrícola para impulsar la producción nacional y reducir su vulnerabilidad a las interrupciones de las importaciones.

"La crisis que tenemos es permanente", afirmó. "Necesitamos un enfoque mucho más fuerte y consolidado".