La actualización del número de muertos, del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, se produce en medio de dudas sobre la transparencia de los datos de Pekín y sigue siendo extremadamente bajo en comparación con los estándares mundiales.

Los hospitales y las funerarias se han visto desbordados desde que China abandonó a principios de diciembre el régimen más estricto del mundo de controles y pruebas masivas de COVID, que había causado importantes daños económicos y tensiones.

Ese brusco giro de 180 grados en la política, que siguió a protestas históricas contra los controles, desató el COVID sobre una población de 1.400 millones de personas que había estado en gran medida protegida de la enfermedad desde que surgió en la ciudad de Wuhan a finales de 2019.

El recuento de defunciones comunicado por las autoridades chinas excluye a los que murieron en casa, y algunos médicos han dicho que se les disuade de poner el COVID en los certificados de defunción.

El 14 de enero, China informó de casi 60.000 muertes relacionadas con el COVID en hospitales entre el 8 de diciembre y el 12 de enero, un enorme aumento respecto a las más de 5.000 muertes registradas anteriormente durante todo el periodo de la pandemia.

El gasto de las funerarias en artículos que van desde bolsas para cadáveres hasta hornos crematorios ha aumentado en muchas provincias, según muestran los documentos, uno de los varios indicios del impacto mortal del COVID en China.

Algunos expertos en salud prevén que más de un millón de personas morirán a causa de la enfermedad en China este año, y la empresa británica de datos sanitarios Airfinity pronostica que las muertes por COVID podrían alcanzar las 36.000 diarias esta semana.

Mientras millones de trabajadores emigrantes regresan a sus hogares para las celebraciones del Año Nuevo Lunar, los expertos sanitarios están especialmente preocupados por las personas que viven en el vasto campo chino, donde las instalaciones médicas son deficientes en comparación con las de las prósperas zonas costeras.

Se calcula que se realizaron unos 110 millones de viajes de pasajeros por ferrocarril durante los días 7 a 21 de enero, los primeros 15 días de la fiebre de viajes de 40 días del Año Nuevo Lunar, lo que supone un aumento interanual del 28%, según informó el Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista.

En la víspera del Año Nuevo Lunar se realizaron un total de 26,23 millones de viajes por ferrocarril, carretera, barco y avión, la mitad de los niveles anteriores a la pandemia, pero un 50,8% más que el año pasado, informó la CCTV estatal.

El desplazamiento masivo de personas durante el periodo festivo puede propagar la pandemia y aumentar las infecciones en algunas zonas, pero es poco probable que se produzca una segunda oleada de COVID a corto plazo, declaró el sábado Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, en la plataforma de medios sociales Weibo.

La posibilidad de un gran repunte del COVID en China en los próximos dos o tres meses es remota, ya que el 80% de las personas se han infectado, afirmó Wu.