Ciudad del Cabo ha solicitado al regulador nuclear tiempo extra para decidir sobre la solicitud de la central de Koeberg para operar durante 20 años más, mientras las autoridades se inquietan por el espacio urbano y su capacidad de respuesta ante un posible accidente nuclear, según informaron fuentes oficiales.

Durante dos décadas, la ciudad costera de cerca de cinco millones de habitantes, en rápido crecimiento, ha trabajado con el Regulador Nuclear Nacional (NNR) y la empresa eléctrica estatal Eskom para gestionar la expansión urbana dentro de la zona de emergencia de cinco a 16 km alrededor de la central nuclear de Koeberg.

Este año, mientras Eskom espera una decisión del NNR para prolongar la vida útil de Koeberg, la ciudad está preocupada por el uso del suelo en un nodo de desarrollo clave del norte, donde están proliferando los complejos de viviendas. La licencia actual de 40 años de Koeberg expira en julio.

El regulador concluyó el 8 de junio una última ronda de audiencias públicas sobre la propuesta de ampliación de la licencia de la única central nuclear de África. Las cuestiones generales de seguridad en Koeberg, incluidos los puntos planteados por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), encabezaron la agenda de los activistas medioambientales y las comunidades.

"Hemos planteado nuestra preocupación por el impacto a largo plazo sobre el potencial de crecimiento de la ciudad, y por las implicaciones operativas que la ciudad tiene que afrontar teniendo en cuenta que la gestión del riesgo de catástrofes es una responsabilidad encomendada al gobierno local", declaró a Reuters Priya Reddy, portavoz de la ciudad.

Vastas extensiones de terreno que la ciudad y los inversores privados compraron están "efectivamente esterilizadas para el desarrollo" y es improbable que se utilicen para nuevos barrios en caso de que Koeberg siga operando, dijo Reddy.

La ciudad no divulgó las implicaciones operativas que preveía en caso de una fuga grave de radiación, aunque los residentes presentes en las audiencias citaron el plan de evacuación y la congestión del tráfico entre sus temores.

La ciudad, sin embargo, defendió el plan de seguridad, afirmando que se actualizaba regularmente y seguía las mejores prácticas internacionales.

Un portavoz del NNR dijo que eran conscientes de la petición de Ciudad del Cabo de más tiempo para responder, antes de su decisión final prevista para finales de julio o agosto.

En caso de que se permita a Koeberg continuar con sus operaciones, el Instituto de Medio Ambiente de las Comunidades Religiosas de África Austral (SAFCEI) advirtió de la posibilidad de emprender acciones judiciales para anular su decisión.

"Los problemas de seguridad de Koeberg son tan preocupantes que, de hecho, si el NNR no hace lo correcto, creemos que podría dar lugar a nuevas acciones legales contra el organismo regulador", declaró Francesca de Gasparis, directora ejecutiva del SAFCEI.

Un informe del OIEA de 2022, que sólo se hizo público tras la presión de los activistas, señalaba varios problemas de seguridad tras las inspecciones en Koeberg.

Entre los defectos de seguridad había grietas y erosión en los edificios que contienen los reactores de agua a presión y un sistema de control disfuncional.

Eskom dijo a Reuters que los 14 puntos mencionados fueron evaluados y "confirmó que todos han sido resueltos".