LA FEDERAL, Cuba, 30 sep (Reuters) - La costurera cubana Yamidely Cervantes compró por primera vez en años una nueva máquina de coser, además de un refrigerador y un teléfono celular, todo gracias a un dinero enviado desde Rusia.

Cervantes dijo a Reuters que su esposo Enrique González, de 49 años, un albañil en aprietos económicos, abandonó su hogar en el poblado La Federal el 19 de julio para luchar junto al Ejército ruso en Ucrania y días después le transfirió parte de su bonificación por la contratación de unos 200.000 rublos (2.040 dólares) que recibió en pesos cubanos.

Esto es como ganarse la lotería para los más necesitados económicamente en la isla caribeña. Es más de 100 veces el promedio de salario estatal al mes de 4.209 pesos (17 dólares), según la Oficina Nacional de Estadística e Información de Cuba.

Pocos lugares sienten más el pellizco que en La Federal, una comunidad de unas 800 personas en las afueras de La Habana donde uno de cada cuatro residentes están desempleados, según muestran los datos del Gobierno en 2022.

En un camino de tierra de unos 100 metros donde vive Cervantes, al menos tres hombres se han marchado a Rusia desde junio. Otro había vendido su casa anticipadamente, pero no viajó, dijo.

"Creo que nos quedamos así, con una mano se pueden contar los que se quedaron", dijo la mujer de 42 años mientras contemplaba la calle desde una pequeña terraza donde exhibía dos macetas reutilizadas tras haber servido como inodoros.

"La necesidad es lo que está obligando a esto", dijo.

Reuters rastreó las historias de esos cuatro hombres, junto a más de una docena de cubanos que fueron reclutados para ir a Rusia desde distritos dentro y alrededor de La Habana, que van desde un constructor y comerciante hasta un trabajador de una refinería o la empresa telefónica.

Un total de 11 de los hombres terminaron volando a Rusia mientras que otros siete declinaron a último momento.

Entrevistas con muchos de los hombres, más otros amigos y familiares, junto a una montaña de mensajes de WhatsApp, documentos de viaje, fotografías y números de teléfono, corroboraron sus relatos mientras dibujaron el más detallado panorama de cómo los cubanos están acudiendo en masa para apuntalar al Ejército de Rusia.

El Kremlin y el Ministerio de Defensa ruso no respondieron a consultas sobre el reclutamiento de los cubanos para las fuerzas armadas. El gobierno cubano tampoco respondió a consultas al respecto para este artículo.

Las noticias sobre los cubanos que terminaron en el Ejército ruso llegaron este mes a los titulares cuando el gobierno de Cuba, un antiguo aliado de Rusia, arrestó a 17 personas implicadas en una red de tráfico de personas que buscaba llevar a los residentes para combatir en Moscú.

Cuba ha reiterado que "no forma parte del conflicto bélico en Ucrania".

Los reclutas identificados por Reuters se ofrecieron como voluntarios para ir a Rusia, trabajar para el Ejército luego de las propuestas en redes sociales de una reclutadora que se identificó como "Dayana".

En La Federal, por ejemplo, los nueve reclutas identificados por Reuters firmaron para luchar en la guerra. En Alamar, una comunidad al Este de La Habana, la mayoría de los cinco hombres se inscribieron para roles no combatientes como en la construcción, embalaje de provisiones y logística.

González, el esposo de Cervantes, que habló mediante una video-llamada desde una Base Militar rusa en las afueras de la ciudad de Tula, al sur de Moscú, dijo que era uno de los 119 cubanos que estaba entrenándose allí. Cuando llegó a Rusia dijo que había firmado un contrato traducido al español para trabajar con los militares.

"Todo el que vino para acá sabía a lo que venía. Que venían para la guerra", dijo, sonriendo vestido de militar mientras mostraba a Reuters imágenes del campamento vía digital.

González agregó que los 119 cubanos allí estaban siendo entrenados para luchar en la guerra, aunque todavía no estaba claro dónde estarían siendo enviados.

"Tengo varias amistades que están para allá por Ucrania, si están donde caen bombas pero no en enfrentamiento con los ucranianos", añadió. "Aquí todo está bien, cuando vamos para allá, vamos para un lugar donde hay guerra", dijo.

Reuters no pudo contactar con ninguno de los otros hombres que se unió al Ejército, aunque confirmó mediante WhatsApp y fotos de que habían volado a Rusia y dos están ahora en Crimea.

Contactado para comentar sobre el reclutamiento de cubanos en el Ejército ruso, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, Oleg Nikolenko, dijo: "Puedo confirmar que la embajada de Ucrania en La Habana se ha acercado a las autoridades cubanas sobre este asunto".

El Ministerio de Defensa de Ucrania no respondió a la solicitud de comentarios.

Un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que Washington estaba siguiendo de cerca la situación.

"Estamos profundamente preocupados por los informes que alegan que los jóvenes cubanos han sido engañados y reclutados para luchar por Rusia", dijo el portavoz.

DAYANA CON GORRA DE CAMUFLAJE

La actividad de reclutamiento de los cubanos, identificada por Reuters, comenzó semanas después de un decreto en mayo emitido por el presidente Vladimir Putin que permitió a los extranjeros alistarse en el Ejército contratados durante un año para recibir la ciudadanía rusa mediante un proceso de vía rápida, junto con sus cónyuges, hijos y padres.

En La Federal se empezó a difundir en junio la noticia del trabajo en el Ejército, según los vecinos entrevistados. Los ofrecimientos para unirse fueron compartidos en Facebook, Instagram y WhatsApp, y el tema se convirtió en la comidilla del poblado, con "Dayana" nombrada como el contacto.

Más de dos docenas de jóvenes entrevistados por Reuters en La Habana hablaban de la magnitud del éxodo.

Cristian Hernández, de 24 años, sonrió cuando le preguntaron cómo mucha gente había abandonado el poblado de La Federal. "Casi todas las amistades de nosotros se han ido para allá", dijo.

Yoan Viondi, de 23 años, que vive a pocos minutos en bicicleta por la camino desde la calle principal, dijo que conocía a unas 100 personas en Villa María, un poblado que incluye La Federal, que habían sido reclutadas para el conflicto ruso desde junio.

Y agregó que un amigo le envió el contacto de WhatsApp de "Dayana", una mujer cubana que, según dijo, compraba billetes de avión para los futuros reclutas. "Dayana" también fue mencionada como un contacto clave por la mayoría de los reclutas y familiares con los que Reuters habló.

Viondi no perdió tiempo.

"Hola, buenas tardes", le dijo Viondi a "Dayana" en un comunicado del 21 de julio, un mensaje visto por Reuters. "Por favor necesito información".

"Dayana", que aparece en su ícono de chat como una mujer de cabello oscuro con una gorra de camuflaje, respondió con términos de contrato casi instantáneamente, según marcas de tiempo. La primera línea del mensaje dice: "Es un contrato con el ejército ruso por lo que recibes la ciudadanía."

El contrato era por un año y ofrecía un bono por firmar de 195.000 rublos seguidos de un salario mensual de 200.000 rublos, más 15 días de vacaciones después de los primeros seis meses de trabajo.

Esos términos están en línea con los transmitidos a Reuters por otros reclutas y sus familias.

"Si están de acuerdo, simplemente debes enviar (una copia de) su pasaporte", decía el mensaje de "Dayana".

En dos minutos, Viondi había enviado una copia digital de su pasaporte. Una hora después, "Dayana" respondió en un mensaje de audio escuchado por Reuters: "Perfecto, mañana te podré decir qué día viajarás", dijo.

Reuters no pudo contactar a "Dayana" para hacer comentarios sobre el número utilizado por Viondi y otros, o para confirmar su número y nombre completo.

NO MORIRÉ DE HAMBRE

Al final, a pesar de su entusiasmo inicial, Viondi estaba ansioso pOR viajar a Rusia y cortar contacto con Dayana. Él afirmó que las personas que firmaron en La Federal sabían que iban a pelear.

"Es difícil vivir aquí. Todos decían: 'Si elijo esto, no me muero de hambre en Cuba", dijo Viondi. "Pero sabían dónde iban. Yo también sabía perfectamente adónde iba".

Viondi añadió a Reuters que ni "Dayana" ni nadie más le pidió que mantuviera sus interacciones en secreto.

Y señaló que mantuvo contacto con al menos cuatro amigos que habían firmado contratos en Rusia con el Ejército y que, en la medida de lo posible, él sabía que "estaban bien". La mayoría, dijo, se encuentran ahora en Ucrania.

Cuba está sumida en su peor crisis económica en décadas, con largas colas incluso para adquirir los bienes básicos como alimentos, combustible y medicinas, estimulando un éxodo de cubanos que viajaron desde el año pasado a Estados Unidos, América Latina y Europa.

Alina González, presidenta de un comité de vecinos en La Federal con la tarea de movilizar el apoyo para el gobierno comunista, recordó el entusiasmo suscitado por el trabajo militar en Rusia.

Muchos hombres aprovecharon la oportunidad en su vecindario, según dijo, incluyendo a su sobrino Danilo.

"¿El que vive allí?. Se fue con su esposa y dos niños. Ese de allá, con su esposa. Y se fue la mamá de otro que vive por ahí abajo", agregó.

Roberto Saborí dijo a Reuters que muchos de los hombres que se fueron, incluido su hijo Yasmani, de 30 años, lo habían hecho apresuradamente manteniendo sus planes en secreto incluso de sus familias.

"Me enteré el mismo día que se fue porque nunca me dijo nada", dijo el hombre de 53 años, que vive en la esquina próxima a González. Y añadió que su hijo lo había llamado mientras se preparaba para abordar un vuelo desde la ciudad turística de Varadero hasta Moscú.

"Él nunca me dijo nada".

'MAMI, NO AGUANTO MÁS'

Cervantes, la costurera de La Federal, recuerda la desesperación que su esposo González, ahora en Rusia, había sentido meses antes de que se fuera. "Trabaja, trabaja, trabaja", según dijo sobre su vida.

"Un día me dijo: 'Mami, ya no puedo más'. Me voy para Rusia. Me mostró la fotocopia de su pasaporte, ya con el vuelo y todo. Él me lo enseñó el 17 (de julio) y se fue el 19", apuntó.

Si bien Cervantes optó por quedarse atrás, Reuters confirmó a través de WhatsApp fotos y videos, que al menos tres esposas de La Federal se habían reunido con sus maridos en Rusia, así como al menos un hijo.

Cervantes dijo que su primo, Luis Herlys Osorio, se había alistado en el Ejército ruso semanas después de la partida de su marido, y que su esposa, Nilda, también estaba ahora en Rusia.

"Ella fue y también muchas de las mujeres del barrio", señaló.

Reuters revisó fotos en las redes sociales de Nilda, con otras dos esposas de La Federal, en una casa rentada en la ciudad de Riazán, en el oeste de Rusia. Osorio está en Crimea, dijo Cervantes.

Cuba ha enviado mensajes contradictorios este mes sobre sus ciudadanos luchando por Rusia.

El 8 de septiembre, cuando anunció los arrestos de la red de traficantes, dijo también que era ilegal que sus ciudadanos lucharan para un ejército de un país extranjero y que podrían ser sancionados con severas penas incluyendo cadena perpetua.

Sin embargo, días después, el embajador de Cuba en Moscú dijo que La Habana no se opuso a los cubanos "que sólo quieren firmar un contrato y participar legalmente con el Ejército ruso en esta operación".

Pocas horas después Cuba contradijo a su enviado al reiterar que los cubanos se les ha prohibido alistarse como mercenarios en otras guerras.

González se opone a que lo llamen mercenario. El exalbañil que había recibido su pasaporte ruso, compara su decisión de luchar con Rusia a la de los cubanos que lucharon en una guerra respaldada por los soviéticos en Angola iniciada a mediados de la década de 1970.

Cuba inclinó la balanza de la guerra civil en Angola desplegando decenas de miles de tropas y derrotando a Sudáfrica.

"Estoy siguiendo su ejemplo", dijo sobre esos cubanos combatientes en Angola, añadiendo que Moscú había sido un firme aliado de Cuba durante décadas y la Unión Soviética había brindado ayuda económica a la isla.

"Rusia ayudó a mantener a mi familia", afirmó.

(Reporte de Dave Sherwood; reporte adicional de Alexandre Meneghini, Mario Fuentes y Carlos Carrillo en La Habana, Matt Spetalnick en Washington y Félix Light y Filipp Lebedev. Editado en español por Nelson Acosta y Marion Giraldo)