El consejo del banco central votó 5-2 a favor de elevar el tipo repo a dos semanas al 5,00%, mientras que dos responsables políticos optaron por mantener los tipos estables. Desde el pasado mes de junio ha subido ese tipo en 475 puntos básicos, en una de las campañas de endurecimiento más agresivas.

La inflación checa alcanzó en febrero un máximo de más de dos décadas, el 11,1%, debido a la fuerte demanda de los consumidores, el aumento de los salarios y el incremento de los costes de los insumos para las empresas.

La invasión rusa de Ucrania se sumó a las presiones sobre los precios al hacer subir los precios de la energía y las materias primas, al tiempo que provocó revisiones a la baja de las previsiones de crecimiento.

El gobernador Jiri Rusnok afirmó que el conflicto reduciría aproximadamente a la mitad el crecimiento económico de este año, desde el 3,0% previsto anteriormente.

También afirmó que el consejo estaba dispuesto a seguir subiendo los tipos de interés para evitar que las expectativas de inflación se desvíen del objetivo del 2% fijado por el banco a largo plazo.

Dijo que los responsables políticos debatieron una subida mayor, pero que la mayoría se conformó con el movimiento de 50 puntos básicos.

"Nos ajustaremos si es necesario, si los nuevos datos lo demuestran", dijo Rusnok.

El banco central preveía un aumento "notable" de la inflación en los próximos meses, y Rusnok afirmó que el restablecimiento de la estabilidad de precios era ahora la "prioridad absoluta" del CNB.

Desde la intervención del banco central a principios de mes para contrarrestar la caída de la corona, Rusnok ha planteado la opción de utilizar las reservas de divisas no sólo como herramienta para suavizar las oscilaciones del tipo de cambio, sino también para ayudar a combatir la inflación.

Algunos banqueros centrales se han mostrado reticentes a recurrir a tal herramienta y Rusnok dijo el jueves que continuaría el debate sobre tal opción, pero que no se ha tomado ninguna decisión.

La corona se ha estabilizado desde que tocó un mínimo de 10 meses a principios de marzo, y el jueves cotizaba con una subida del 0,25% en el día, a 24,385 por euro, lo que supone una oscilación de más del 6% desde los mínimos de marzo y en torno a los niveles observados antes del inicio del conflicto.