La encuesta del BCE mostró que las tarjetas se llevaron la mayor parte del dinero gastado en tiendas, restaurantes y otros puntos de venta de la zona euro, algo inédito desde que el banco central comenzó a sondear a los consumidores en 2016.

El dinero en efectivo es un tema políticamente divisivo en partes de la zona del euro como Alemania e Italia, donde se considera que defiende la privacidad y se defiende de las comisiones bancarias, o se vilipendia como facilitador de la evasión fiscal.

La encuesta del BCE mostró que los consumidores de la zona euro estaban cediendo finalmente a la comodidad de los pagos con tarjeta y digitales, que han prevalecido durante mucho tiempo en otras partes ricas del mundo como el norte de Europa y Estados Unidos.

La encuesta mostró que las tarjetas se utilizaron para el 46% de todos los euros pagados en los puntos de venta, superando al efectivo por primera vez.

El efectivo mantuvo su primacía en cuanto al número de transacciones, pero su ventaja se redujo a sólo el 59%, frente al 72% de 2019.

No obstante, la diferencia entre países fue asombrosa: el efectivo seguía representando el 70% o más de los pagos en puntos de venta en Malta, Eslovenia y Austria, mientras que se situaba en torno al 20% en los Países Bajos y Finlandia.

En contra de lo esperado, la pandemia de COVID-19 no fue vista como un punto de inflexión por los encuestados, ya que más de la mitad afirmaron que seguían utilizando el efectivo con la misma frecuencia que antes de la pandemia.

Sin embargo, el 37% de los encuestados afirmó que compraba más a menudo por Internet, lo que explicaba que los pagos en línea para compras puntuales se hubieran duplicado, pasando del 14% en 2019 al 28%, en función del valor de las transacciones.