Millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y se ha agravado la crisis humanitaria desde que comenzó el conflicto entre el ejército y las RSF en abril. Las sucesivas conversaciones no han conseguido detener por completo los combates.

"No hacemos tratos con traidores, no hacemos tratos con nadie que haya traicionado al pueblo sudanés", dijo Burhan, que también es el jefe del ejército, a los soldados que vitoreaban en la base Flamingo de Port Sudan, en el Mar Rojo.

Su discurso se produjo un día después de que el jefe de la RSF expresara su apertura a las conversaciones y a un alto el fuego a largo plazo, y días después de que Burhan saliera de la capital, Jartum, por primera vez desde que estalló la guerra.

Las dos fuerzas compartían el poder desde el derrocamiento de Omar al-Bashir en 2019 y se culpan mutuamente del inicio de la guerra, que estalló en medio de los planes para integrar sus tropas en una fuerza única como parte de una transición a la democracia.

Burhan se ha embarcado en una gira por las bases de las regiones controladas por el ejército y se espera que viaje a Arabia Saudí y Egipto, lo que llevó a algunos a especular con la inminencia de un acuerdo.

"Estamos dedicando todo nuestro tiempo a esta guerra... a acabar con esta rebelión", dijo Burhan, prometiendo una victoria rápida y decisiva, haciéndose eco de declaraciones anteriores de la cúpula militar.

Las FDR "están completamente agotadas - sólo un pequeño esfuerzo y estarán acabadas", dijo.

Burhan negó que sus tropas hubieran recibido ayuda extranjera y dijo que su salida de la capital se debió a una operación militar en la que participaron la fuerza aérea y la marina, y que dos soldados habían muerto en la acción.

En las últimas semanas, el ejército ha rechazado un feroz ataque de la RSF contra la base del Cuerpo Blindado en el sur de Jartum, uno de los únicos bastiones que le quedan en la capital, siendo el otro el cuartel general del ejército donde se encontraba Burhan.

El asedio ha causado víctimas civiles y ha cortado el suministro de electricidad y agua a la población local, al tiempo que ha dificultado su huida, según los activistas.

Los dos bandos también han luchado encarnizadamente por el control de Nyala, en el estado de Darfur del Sur, y los activistas informan de decenas de víctimas civiles y las agencias de ayuda afirman que la ciudad se ha quedado sin asistencia ni servicios públicos.