LA HABANA, 6 abr (Reuters) - La experta estadounidense de negocios Stacey Brandhorst ha viajado por América Latina dando conferencias a emprendedores principiantes. Pero Cuba, sostiene, es un hueso duro de roer.

"Ser empresaria es una cosa, pero (serlo) en Cuba es completamente diferente", dijo recientemente a un grupo de unos 50 cubanos en una sala de conferencias de un hotel en La Habana.

Los talleres de Brandhorst, enfocados a emprendedores que se inician y administran sus propios negocios, son la última señal de la apertura estadounidense hacia La Habana.

El programa sigue una decisión del gobierno de Cuba en 2021 de levantar una prohibición a las empresas privadas que había estado vigente desde poco después de la revolución de 1959. Desde entonces están registrados más de 7.000 de estos negocios, según un informe del Ministerio de Economía del 23 de marzo.

Esas empresas, que van desde restaurantes hasta carpinterías y plomerías, representan ahora el 14% de los 4 millones de empleados en Cuba, según datos del Partido Comunista.

Benjamin Ziff, el principal diplomático de Estados Unidos en La Habana, dijo a Reuters que la empresa privada podría tomar el relevo en una economía que atraviesa quizás su mayor desafío desde la revolución.

"La economía estatal de Cuba tradicionalmente no ha dado resultados y recientemente ha dado incluso menos", dijo Ziff en una entrevista. "Queremos una Cuba democrática, libre y justa (...) La parte próspera depende en gran medida del sector privado", añadió.

Tales programas, sin embargo, tocan un nervio en La Habana, donde los funcionarios a menudo caracterizan a las actividades de la embajada de Estados Unidos como una intromisión en los asuntos internos en un intento por derrocar al Gobierno.

"(Estados Unidos) apuesta a que el sector no estatal, en la misma medida en que tenga más desarrollo, se va a convertir en un sector que se va a oponer a la Revolución. Y nosotros sabemos que eso no va a pasar", dijo el mandatario Miguel Díaz-Canel tras la votación en las elecciones del 26 de marzo en Cuba.

El gobierno de Cuba no respondió a una solicitud de Reuters para comentar sobre el programa. Los talleres de la semana pasada transcurrieron sin interferencia de funcionarios cubanos.

Estados Unidos, que dice operar "transparentemente" en Cuba, no está solo en la búsqueda de promover el incipiente sector privado local. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la agencia de adyuda de Suecia realizaron el mes pasado talleres similares en la isla destinados a capacitar a los empresarios.

Tanto Rusia como China también han ofrecido recientemente sus propios planes para el desarrollo del sector privado.

PROBLEMAS

Si bien Cuba ha otorgado licencias a miles de pequeñas empresas en los últimos dos años, muchas han tenido problemas para crecer, según entrevistas y reportes en medios estatales.

Los empresarios se quejan de trámites burocráticos y los desafíos que van desde reunir capital hasta buscar materias primas en un país donde casi todo escasea.

En la centro-oriental provincia de Camagüey, por ejemplo, el 68% de las 181 empresas privadas aprobadas aún no estaban produciendo en noviembre de 2022, según un informe de Adelante, periódico estatal de la provincia.

Camilo Condis, uno de los participantes en el taller organizado por la Embajada de Washington, dirige un pequeño equipo de electricistas, y señaló que al empezar su negocio enfrentó obstáculos tanto dentro como fuera de Cuba.

"Necesitamos que el gobierno de Estados Unidos trate de encontrar maneras de eximir al sector privado de esas sanciones que realmente nos están afectando gravemente", dijo Condis.

Un embargo estadounidense de la época de la Guerra Fría, que sigue vigente, complica las transacciones financieras y bancarias con Cuba, así como la importación y exportación de bienes.

Ziff sostuvo que Estados Unidos está buscando formas de aliviar la carga de las sanciones a las empresas privadas, pero de una manera que no beneficie al gobierno cubano. Agregó que Cuba no debe interferir con el sector privado.

"El mayor impedimento para hacer negocios en Cuba es el gobierno cubano", añadió Ziff. "Las reformas recientes para las pequeñas y medianas empresas en Cuba (...) son una curita en una herida mucho más grande".

Los empresarios cubanos que asistieron al taller prefirieron enfocarse en lo práctico sobre lo político: Por ejemplo, en cómo desarrollar un plan de negocios, dónde enfocar la publicidad, cómo tratar con recursos limitados y una inflación galopante.

Para Brandhorst, una exitosa mujer de negocios que ha ayudado a muchos a lanzar sus propias empresas, la política es secundaria.

"Todos los negocios en cualquier parte del mundo enfrentan restricciones de algún tipo", dijo. "En el emprendimiento, donde hay voluntad, hay un camino", destacó.

(Reporte de Dave Sherwood; editado en español por Nelson Acosta)