La relación alcanzó mínimos históricos en otoño de 2021, cuando París acusó a sus aliados de apuñalarle por la espalda cuando Australia optó por submarinos de propulsión nuclear construidos con tecnología estadounidense y británica en su lugar y canceló un contrato francés.

El ministro francés de Defensa, Sebastien Lecornu, declaró que Francia y Australia habían acordado cooperar para fabricar "varios miles" de proyectiles de 155 milímetros para ayudar a Ucrania, que esperaba pudieran empezar a entregarse en el primer trimestre de este año.

Lecornu hablaba tras reunirse con su homólogo australiano Richard Marles, en las primeras conversaciones conjuntas de alto nivel desde que estalló el conflicto de los submarinos. Australia suministrará la pólvora mientras que la francesa Nexter fabricará la munición.

"Es cierto que existen complementariedades entre nuestras bases industriales de defensa, lo que permite que esto ocurra", declaró Marles a los periodistas en el ministerio francés de Asuntos Exteriores.

"Pero también es cierto que queríamos actuar juntos como una declaración sobre la importancia que Australia y Francia conceden al apoyo a Ucrania en el conflicto actual", añadió.

Sin embargo, Marles confirmó que Australia no tenía previsto disponer de ningún submarino provisional de propulsión convencional hasta que se entregaran los de propulsión nuclear estadounidenses, a pesar de las esperanzas francesas de que un acuerdo provisional pudiera estar sobre la mesa.

Las relaciones entre los dos aliados de la OTAN han mejorado tras el cambio de gobierno en Australia.

Las dos partes han intentado pasar página y ver cómo pueden cooperar bilateralmente y de forma más amplia en la región del Indo-Pacífico, donde París cree que puede desempeñar un papel más importante.

Francia, con territorios de ultramar en el Pacífico y el océano Índico y 7.000 soldados estacionados allí, se considera una potencia del Indo-Pacífico y ha cerrado acuerdos en materia de armamento y seguridad con varias potencias, entre ellas India.

Su asociación original con Australia, que se remonta a 2016, se consideraba la piedra angular de su política indopacífica y, desde que perdió ese acuerdo sobre submarinos, París ha pasado a la ofensiva para reforzar sus lazos en la región con reuniones de alto nivel que van desde Japón hasta India y Vietnam.