Al desvelar el miércoles el Documento Económico y Financiero semestral del Tesoro, Italia reafirmó su compromiso de reducir gradualmente el déficit presupuestario anual de acuerdo con los parámetros de la Unión Europea, a pesar de unas perspectivas económicas ensombrecidas.

Para 2025, el Tesoro pronosticó un ratio déficit/PIB del 3,7%, que predijo podría aumentar hasta el 4,6% si Meloni amplía una serie de medidas de recorte de gastos e impuestos que el gobierno ya ha tenido problemas para financiar en su presupuesto de 2024.

La diferencia entre ambas proyecciones, 0,9 puntos del PIB, equivale a algo más de 20.000 millones de euros asumiendo la estimación del Tesoro sobre el producto interior bruto para el próximo año.

Se necesitarían otros 23.000 millones de euros anuales si se mantuvieran las medidas en 2026 y 2027.

El paquete incluye recortes de las cotizaciones sociales y de los impuestos sobre la renta de los trabajadores con ingresos bajos y medios por valor de unos 15.000 millones de euros.

Como alternativa, el gobierno podría financiar las medidas mediante una combinación de recortes del gasto y subidas de impuestos, dejando el déficit prácticamente sin cambios.

Italia ha prometido un enfoque prudente de las finanzas estatales de acuerdo con la última reforma de las normas fiscales del bloque, que obligan a una reducción constante del déficit y la deuda a partir de 2025 en un plazo de cuatro a siete años.

El ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, declaró que Italia negociaría con la Comisión Europea la ampliación a siete años de su senda de ajuste fiscal.

Se prevé que la deuda pública italiana, la segunda mayor de la zona euro en proporción a la producción y sometida a un estrecho escrutinio por parte de las agencias de calificación y los mercados, aumente hasta el 139,8% del PIB en 2026 desde el 137,3% en 2023, antes de descender marginalmente hasta el 139,6% al año siguiente, según las últimas proyecciones.

Giorgetti atribuyó esta tendencia al "impacto devastador" de los costosos incentivos a la renovación de viviendas, que seguirían pesando sobre las finanzas públicas a pesar de las recientes restricciones gubernamentales, debido a que la gente detrae las obras de construcción terminadas de sus facturas de impuestos.

Sin embargo, las proyecciones del miércoles muestran que el ratio de deuda de Italia empezará a descender "rápidamente" a partir de 2028, a medida que desaparezcan los efectos de los incentivos.

(1 dólar = 0,9289 euros)