El gobierno de Ruto, que asumió el poder en septiembre, se ha comprometido a frenar el costoso endeudamiento comercial en favor de fuentes más baratas como el Banco Mundial para reducir las presiones del servicio de la deuda.

La deuda pública de la nación del este de África se disparó durante el impulso a la construcción de infraestructuras bajo el mandato del predecesor de Ruto, Uhuru Kenyatta, lo que provocó las advertencias de las agencias de calificación.

"Este país nuestro no incurrirá en impago. Quiero darles mi palabra. Nuestro país no incumplirá nuestras obligaciones. Hemos puesto (el) freno a cualquier nuevo endeudamiento", declaró Ruto en una amplia entrevista con los medios de comunicación kenianos.

Añadió que el gobierno se proponía recaudar 1 billón de chelines (8.110 millones de dólares) más en impuestos en los próximos 24 meses, y reiteró sus planes de recortar 300.000 millones de chelines en préstamos en el actual ejercicio fiscal que se extiende hasta finales de junio.

Al igual que otras economías fronterizas, a Kenia le resultó casi imposible obtener fondos de los mercados internacionales de bonos en 2022 debido al aumento de los rendimientos.

En junio se vio obligada a cancelar la emisión prevista de un eurobono y está buscando fuentes alternativas de financiación.

En febrero del año pasado, Fitch afirmó que el aumento de los niveles de deuda pública y de los tipos de interés mundiales estaba incrementando el riesgo de rebajas de la calificación crediticia de hasta 10 países africanos, siendo Kenia, Ghana, Lesoto, Namibia, Ruanda y Uganda los más amenazados.

(1 $ = 123,3000 chelines kenianos)