Líbano lleva sin presidente desde que finalizó el mandato del anterior jefe de Estado, Michel Aoun, el pasado mes de octubre. El parlamento actual, uno de los más profundamente divididos del país, ha fracasado 12 veces en la elección de un sucesor, siendo la última sesión en junio.

Le Drian declaró al diario libanés L'Orient-Le Jour que tenía previsto organizar una serie de "consultas" entre los actores políticos y que esperaba que la presidenta del Parlamento, Nabih, comenzara entonces a convocar al Parlamento "para sesiones consecutivas y abiertas".

"Espero que los actores sean conscientes de que hay que encontrar una salida; de lo contrario, serán condenados al ostracismo por la comunidad internacional. Ya nadie querrá verles y será innecesario buscar apoyos aquí o allá", declaró Le Drian.

El fracaso en la elección de un presidente ha agudizado las tensiones sectarias en Líbano, ya sumido en una de las peores crisis económicas del mundo y enfrentado a una parálisis política sin precedentes, con su gabinete sólo parcialmente facultado.

Líbano no ha logrado promulgar las reformas necesarias para acceder a 3.000 millones de dólares de financiación del Fondo Monetario Internacional. El FMI ha culpado a los "intereses creados" de la falta de progresos.

Los países donantes han intervenido para ayudar a financiar diversos servicios públicos, pero se han sentido cada vez más frustrados por las peticiones de Líbano de más fondos.

Le Drian declaró el martes que cinco países clave -Estados Unidos, Francia, Qatar, Arabia Saudí y Egipto- que habían estado coordinando políticas para ayudar a Líbano a salir de su estancamiento político estaban empezando a reconsiderar su ayuda.

"Los cinco se están preguntando hasta cuándo seguirán ayudando a Líbano", afirmó.

Los cinco ya habían discutido posibles medidas contra los políticos y grupos que estaban obstruyendo la elección de un presidente.