América Latina y el Caribe deben prepararse para la llegada de La Niña, el patrón climático que se ha visto impulsando una temporada de huracanes muy activa en el Atlántico y una mayor variabilidad climática en toda la región, dijeron el martes los expertos.

La Organización Meteorológica Mundial organizó un seminario web sobre la amenaza de La Niña mientras el huracán Beryl, el primer huracán de la temporada atlántica de 2024 y la tormenta más temprana registrada en alcanzar el nivel máximo de categoría 5 de la escala Saffir-Simpson, rasgaba el Caribe oriental.

La Niña, un patrón climático que comienza con temperaturas oceánicas más frías de lo normal en el Pacífico ecuatorial central y oriental, está relacionado tanto con inundaciones como con sequías, así como con un aumento de la frecuencia de los huracanes en el Caribe.

"De nuevo, ahora, (estamos en) una transición hacia el fenómeno de La Niña", dijo José Luis Stella, del Centro Climático Regional para el Sur de Sudamérica, advirtiendo de que La Niña amenaza con aportar una "rápida variabilidad" a un clima ya de por sí extremo.

Los expertos señalaron el martes que La Niña podría provocar una repetición de sequías históricas en Sudamérica similares a las registradas entre 2020 y 2023.

"Acabamos de pasar por tres años con un evento de La Niña bastante prolongado que trajo... sequías históricas, con gran impacto y luego una transición bastante rápida a El Niño", dijo Stella.

En América Latina, tanto La Niña como El Niño, que implica un calentamiento de la superficie del océano Pacífico tropical y puede afectar a los vientos de la corriente en chorro sobre el Pacífico, han tenido costosos impactos en las economías regionales al perjudicar a cultivos como el trigo, el arroz y el maíz.

Ambos patrones tienden a durar entre nueve y doce meses, y suelen producirse cada dos o siete años, aunque no tienen un calendario regular. (Reportaje de Juana Casas; Redacción de Stéphanie Hamel; Edición de Brendan O'Boyle y Sandra Maler)