La Unión Europea se anotó una victoria en la Organización Mundial del Comercio el martes, ya que un grupo de expertos rechazó una queja de Malasia contra una decisión de la UE según la cual el biodiésel fabricado con aceite de palma debía dejar de contar como biocombustible renovable.

En el primer fallo de la OMC relacionado con la deforestación, un panel de tres personas votó por dos a uno a favor de rechazar las reclamaciones sustantivas de Malasia, aunque aceptó sus quejas sobre cómo se habían preparado, publicado y administrado las medidas.

La UE tendrá que hacer ajustes, pero no está obligada a retirar sus medidas tras el primer fallo de la OMC relacionado con el trato diferente de los productos según sus riesgos de emisión de gases de efecto invernadero.

La disputa se centra en las normas de la UE que establecen un objetivo del 10% de combustibles para el transporte procedentes de fuentes renovables. Los biocombustibles procedentes de cultivos se consideran renovables si cumplen criterios de sostenibilidad. La UE excluye los cultivos realizados en tierras deforestadas o cuando existe un alto riesgo de que desplacen a los cultivos alimentarios, que entonces se cultivaban en tierras desbrozadas.

La UE determinó que el biocombustible basado en el aceite de palma debía eliminarse progresivamente como renovable para 2030, mientras que los cultivos del bloque, como el girasol o la colza, no tenían por qué hacerlo.

Malasia e Indonesia, los dos mayores productores mundiales de aceite de palma, que representan el 85% de las exportaciones mundiales, desafiaron entonces a la Unión Europea ante la OMC.

El panel de la OMC era el mismo para ambos casos y se esperaba que también hubiera emitido una resolución conjunta el martes. Sin embargo, Indonesia solicitó el lunes la suspensión de los trabajos del panel. Las partes en las disputas de la OMC suelen conocer los resultados del panel antes de su publicación. (Reportaje de Rachel More y Philip Blenkinsop; Edición de Madeline Chambers y Emelia Sithole-Matarise)