LONDRES, 17 dic (Reuters) -La Comisión Europea estableció el viernes cambios legales para facilitar el movimiento de medicamentos desde Reino Unido a la provincia de Irlanda del Norte y evitar la interrupción del suministro que podría haber causado el acuerdo del Brexit.

Londres, sin embargo, dijo que todavía existen muchas áreas de disputa con la Unión Europea sobre el protocolo del acuerdo, que rige el comercio para Irlanda del Norte desde que Reino Unido abandonara por completo el bloque a principios de este año.

El protocolo estaba destinado a garantizar que no hubiera una frontera dura entre Irlanda del Norte e Irlanda, país miembro de la UE, pero ha establecido una en el Mar de Irlanda, lo que ha enfurecido a los unionistas pro-británicos de la región.

La Comisión Europea, que se encarga de las relaciones con Reino Unido en nombre de los 27 miembros de la UE, dijo que la flexibilización de las normas de cumplimiento y logística de los medicamentos demostraba que el protocolo tenía la flexibilidad necesaria para funcionar sobre el terreno.

"Ahora debemos trasladar este impulso a los demás ámbitos de debate", dijo el Vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, tras las conversaciones con el ministro británico del Brexit, David Frost.

Frost negoció el protocolo, que fue firmado por el Gobierno del Primer Ministro Boris Johnson antes de pensárselo mejor. Dijo el viernes que, a excepción de los medicamentos, las negociaciones no estaban en condiciones de resolver los problemas que el protocolo había creado.

Sefcovic dijo que Reino Unido debía corresponder a los esfuerzos de Bruselas, destacando un conjunto de medidas establecidas en octubre para facilitar el tránsito de mercancías a Irlanda del Norte.

Londres ha abogado por renegociar el protocolo y eliminar los medicamentos por completo de su ámbito de aplicación.

FACILITAR LAS BARRERAS AL SUMINISTRO DE MEDICAMENTOS

Las dos partes reanudarán las negociaciones en enero sobre cuestiones que van desde los controles aduaneros a los controles de los productos agroalimentarios que circulan desde Reino Unido a su provincia, que está en el mercado único de bienes de la UE y, por tanto, sujeta a la legislación comunitaria.

Una serie de periodos de gracia han limitado algunos controles y comprobaciones.

Uno de ellos debía expirar a finales de año en el caso de los medicamentos, tras lo cual los operadores británicos habrían tenido que trasladar el cumplimiento de la normativa y las instalaciones de ensayo a la UE o a Irlanda del Norte.

El coste podría haber provocado que algunas empresas dejaran de suministrar medicamentos a Irlanda del Norte, agravando los problemas comerciales a los que se enfrenta la provincia tras el Brexit.

La Comisión Europea propuso una excepción para permitir que el cumplimiento y las pruebas se realicen en el territorio continental británico para los medicamentos genéricos, como el paracetamol, y que se utilice el mismo envase para Irlanda del Norte.

Otro cambio permitirá la comercialización de nuevos fármacos, como los destinados al cáncer, en Irlanda del Norte después de que hayan sido autorizados por el regulador británico de medicamentos, pero antes de la aprobación de la Agencia Europea de Medicamentos.

Los cambios, que también afectarán al suministro de medicamentos a Chipre, Irlanda y Malta, deberán ser aprobados por el Parlamento Europeo y los gobiernos de la UE durante 2022, pero no representan un acuerdo formal con Reino Unido al respecto.

Frost también reiteró su opinión de que no se permita al Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas resolver disputas y retomó la amenaza británica de utilizar el mecanismo de salvaguarda de emergencia del artículo 16.

Sefcovic dijo que el máximo tribunal de la UE era "parte integrante" del protocolo.

"No se discutió en absoluto hasta el verano de este año. Y por lo tanto, para nosotros, este es el tema que no estamos dispuestos a incluir en nuestras discusiones", dijo Sefcovic en una conferencia de prensa.

(Reporte de Philip Blenkinsop en Bruselas, Conor Humphries en Dublín, Kate Holton y Elizabeth Piper en Londres; edición de Angus MacSwan; traducido por José Muñoz y Flora Gómez en la redacción de Gdansk)