El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, asistirán durante dos días a la cuarta reunión ministerial del Consejo de Comercio y Tecnología (TTC) en Lulea, justo debajo del Círculo Polar Ártico.

También participarán la secretaria de Comercio estadounidense, Gina Raimondo, la representante de Comercio, Katherine Tai, y el vicepresidente y responsable de Comercio de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis.

El smorgasbord de temas, esbozados en un borrador de declaración conjunta de 24 páginas, incluye la cooperación en el establecimiento de normas mínimas para los algoritmos generativos de IA, como ChatGPT, y los controles de las exportaciones y la supervisión de las inversiones, que hasta ahora se han centrado en Rusia.

China será uno de los principales focos de atención de la reunión, aunque la palabra "China" sólo aparezca dos veces en el borrador de la declaración conjunta: sobre prácticas no comerciales y desinformación.

Los diplomáticos afirman que Washington ha presionado para que el lenguaje se haga eco de algunas de las preocupaciones expresadas en la reunión de líderes del G7 de hace una semana, que el diario chino Global Times calificó de "taller antichino".

La reunión en el norte de Suecia se produce justo cuando la Comisión Europea presenta su "Estrategia de Seguridad Económica", que se espera contenga medidas para evitar que rivales como China accedan a su tecnología más sensible.

Bruselas quiere que se coopere para impulsar el comercio ecológico, como el reconocimiento mutuo de productos, aunque EE.UU. y la UE no tienen ni planean forjar un acuerdo de libre comercio.

Eso ha dejado a los productores de la UE excluidos de algunos de los beneficios de las subvenciones verdes previstas por Estados Unidos en su Ley de Reducción de la Inflación por valor de 369.000 millones de dólares.

La UE quiere avanzar con Estados Unidos hacia un acuerdo sobre los minerales críticos que se utilizan en los vehículos eléctricos.

También quiere avances hacia un acuerdo sobre "acero verde" que aborde el exceso de capacidad que se requiere para finales de octubre para evitar el regreso de los aranceles sobre el acero y el aluminio impuestos por el ex presidente estadounidense Donald Trump que se suspendieron en 2021 después de que dejara el cargo.