Con una población de 12 millones de habitantes, la economía de Burundi depende en gran medida de los ingresos de la agricultura, especialmente del té y el café.

"Se prevé que el crecimiento se acelere... apoyado por una fuerte producción agrícola, la inversión productiva y las reformas en curso", declaró el Fondo en un comunicado a última hora del lunes.

La escasez de combustible ha obstaculizado la actividad económica en 2023, según el fondo.

La economía de Burundi apenas está empezando a recuperarse de años de conflicto y agitación política bajo el mandato del ex líder Pierre Nkurunziza, que dejaron arruinados sectores clave.

Sufrió una escasez de divisas tras una crisis política en 2015 que llevó a los donantes a suspender la ayuda. En 2022, la Unión Europea acordó reanudar el apoyo financiero, mientras que Estados Unidos también prometió ayuda.

Según el FMI, a finales del año pasado, las reservas de divisas de Burundi se situaban en 96,4 millones de dólares, lo que equivale a 0,8 meses de cobertura de las importaciones.

Los flujos de remesas, las exportaciones de oro y el desembolso de fondos por parte del FMI supusieron cierto alivio, según el Fondo.