La inflación subyacente de Japón se ralentizó en marzo debido a las leves subidas de los precios de los alimentos, aunque se mantuvo cómodamente por encima del objetivo del 2% del banco central, según mostraron el viernes los datos del Gobierno.

El índice de precios al consumo (IPC) subyacente a nivel nacional, que excluye los alimentos frescos, subió un 2,6% en marzo respecto al año anterior, tras subir un 2,8% en febrero. Coincidió con la previsión mediana del mercado.

El índice "subyacente básico", que excluye tanto los alimentos frescos como los costes energéticos y es seguido de cerca por el Banco de Japón como indicador clave de las tendencias más generales de la inflación, subió un 2,9% tras aumentar un 3,2% en febrero. Fue la primera vez desde noviembre de 2022 que el índice cayó por debajo del 3%.

Los mercados buscan pistas sobre cuándo volverá a subir los tipos el banco central después de que el mes pasado pusiera fin a los tipos negativos en un cambio histórico de su política monetaria superflexible de una década.

El BOJ ha afirmado que un ciclo virtuoso de consecución sostenida y estable de su objetivo de precios del 2% y un fuerte crecimiento salarial eran cruciales para normalizar la política.

Aunque las empresas japonesas ofrecieron este año sus mayores subidas salariales en 33 años, los salarios reales ajustados a la inflación han seguido cayendo durante casi dos años. Algunos analistas esperan que la mediocre demanda interna sitúe la inflación por debajo del objetivo del 2% a finales de este año, lo que complicaría el camino del Banco de Japón.

El debilitamiento del yen, al tiempo que hace subir los precios de las importaciones, amenaza con agravar aún más el poder adquisitivo de los hogares y lastrar el consumo. (Reportaje de Satoshi Sugiyama y Makiko Yamazaki Edición de Chang-Ran Kim)