Se espera que el Banco de Inglaterra suba los tipos de interés medio punto porcentual, hasta el 4%, el jueves, en una semana repleta de decisiones de los bancos centrales, en la que se espera que la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo (BCE) suban los tipos de interés el miércoles y el jueves, respectivamente.

Sumándose al sentimiento bajista, Gran Bretaña fue la única nación del Grupo de los Siete que sufrió el martes un recorte de sus perspectivas de crecimiento económico para 2023 por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La libra bajaba un 0,3% a 1,2314 $ frente al dólar a las 1150 GMT, pero seguía en camino de su cuarta subida mensual consecutiva, con un avance del 1,8% frente al billete verde en enero.

Fue ligeramente más suave frente al euro, bajando un 0,1% a 87,94 peniques, no muy lejos de un máximo de un mes frente a la moneda única alcanzado a principios de este mes..

"La reunión del Banco de Inglaterra del jueves está conteniendo por el momento cualquier gran movimiento de la libra esterlina. Pero los datos de hoy ciertamente no habrán inspirado mucha confianza en las perspectivas de la economía británica de cara al futuro, y creo que esto está pesando sobre la libra", afirmó Stuart Cole, economista jefe de macroeconomía de Equiti Capital.

Los mercados sitúan actualmente en un 84% la probabilidad de una subida de tipos de 50 puntos básicos en la reunión del jueves del Banco de Inglaterra.

Los estrategas de ING dijeron que esperaban que la decisión del BoE tuviera un impacto ampliamente neutral en la libra frente al dólar.

"Los movimientos libra/dólar pueden estar dictados principalmente por la reacción del FOMC", escribió el analista de ING Francesco Pesole en una nota, refiriéndose a la decisión de tipos de la Reserva Federal.

Frente al euro, ING espera que la libra esterlina se mantenga por debajo de 88,00 peniques hasta el jueves, "aunque las cifras de inflación en la zona euro hacen que la balanza de riesgos se incline al alza para el par", escribió Pesole.

DATOS EN PORTADA

La inflación de los comestibles británicos alcanzó un récord del 16,7% en las cuatro semanas transcurridas hasta el 22 de enero, asestando otro golpe a los consumidores que luchan contra una creciente crisis del coste de la vida, según mostraron el martes datos del sector.

En una nota más positiva, una encuesta mostró que las previsiones del público británico sobre la inflación volvieron a enfriarse en enero. Es probable que las noticias reconforten en el sentido de que los precios altos no se incrustarán de forma permanente en las expectativas, mientras los responsables políticos del Banco de Inglaterra meditan hasta dónde subir los tipos en la batalla por reducir la inflación.

Pero la preocupación por una recesión sigue estando en el punto de mira, con cifras que muestran que las aprobaciones de hipotecas cayeron en diciembre a niveles vistos durante la crisis financiera mundial, insinuando que el mercado inmobiliario se está ralentizando mucho más rápido de lo que preveía el consenso.