El concepto de "desfase temporal" describe la divergencia entre distintos ritmos temporales: tiempo mediático, tiempo militar, tiempo político, tiempo diplomático, tiempo emocional, tiempo judicial y tiempo legislativo. Es aplicable en muchos campos. 
 
En la inversión bursátil, el tiempo mediático, que es prácticamente instantáneo, es diferente del tiempo económico y del tiempo financiero. Las noticias de hoy no son las mismas que las de ayer, y las prioridades cambian muy rápidamente. 
 
El tiempo económico es mucho más largo: los resultados de las empresas son trimestrales, las cifras económicas de los gobiernos mensuales. Pero los países, como las grandes empresas, son enormes máquinas, con un alto grado de inercia. La salud de un Estado o de una empresa no cambia de un día para otro, ni siquiera de un mes para otro. 
 
El tiempo financiero navega entre estos dos horizontes. Los operadores de alta frecuencia responden a algoritmos en tiempo real que reaccionan en microsegundos. Los operadores más tradicionales adoptan una escala temporal de unos días o unas semanas. Los inversores a largo plazo operan con un horizonte temporal de algunos años o, a veces, algunas décadas.
 
A pesar de ello, la mayoría de los inversores obtienen su información de medios de comunicación con horizontes temporales mucho más cortos. Esta inmediatez de las noticias no es necesariamente pertinente o adaptada a cada método de inversión, por lo que debemos ajustar nuestro consumo de información a nuestras necesidades. 
 
Para un inversor a largo plazo, puede ser útil alinearse con una escala multitrimestral (resultados de empresas, datos fundamentales) o anual (para observar únicamente megatendencias: demografía, equilibrio geopolítico, etc.). Para los operadores a corto plazo, en cambio, fijarse en las megatendencias no tiene sentido. En su lugar, hay que centrarse en factores más volátiles, como el sentimiento de los inversores o los anuncios de la FED. 
 
Cuando se habla de métodos de inversión, las diferencias de opinión pueden atribuirse a menudo a diferencias en los horizontes temporales. Es importante conocer su propio horizonte de inversión y consumir contenidos en consecuencia, sin dejarse influir en exceso por las actuaciones de otros inversores, que pueden tener estrategias basadas en marcos temporales diferentes.