HONG KONG, 17 ene (Reuters) - La población de China cayó por segundo año consecutivo en 2023, ya que una baja tasa de natalidad sin precedentes y una oleada de muertes por COVID-19 cuando terminaron los estrictos confinamientos aceleraron una desaceleración que tendrá profundos efectos a largo plazo sobre el potencial de crecimiento de la economía.

Según la Oficina Nacional de Estadística, el número total de habitantes de China se redujo en 2,08 millones, o un 0,15%, hasta los 1.409 millones en 2023.

Esta cifra supera con creces el descenso de población de 850.000 personas en 2022, el primero desde 1961, durante la Gran Hambruna de la era de Mao Zedong.

China experimentó un dramático aumento del COVID en todo el país a principios del año pasado después de tres años de estrictas medidas de detección y cuarentena que mantuvieron el virus en gran medida contenido hasta que las autoridades levantaron abruptamente los frenos en diciembre de 2022.

El total de muertes el año pasado aumentó un 6,6%, hasta los 11,1 millones, y la tasa de mortalidad alcanzó el nivel más alto desde 1974, durante la Revolución Cultural.

Los nuevos nacimientos cayeron un 5,7% hasta los 9,02 millones y la tasa de natalidad se situó en un mínimo histórico de 6,39 nacimientos por cada 1.000 habitantes, por debajo de la tasa de 6,77 nacimientos de 2022.

Los nacimientos en el país llevan décadas cayendo en picado como consecuencia de la política del hijo único aplicada entre 1980 y 2015 y su rápida urbanización durante ese periodo. Al igual que en anteriores auges económicos en Japón y Corea del Sur, grandes poblaciones se trasladaron de las granjas rurales chinas a las ciudades, donde tener hijos es más caro.

La tasa de natalidad de Japón fue de 6,3 por cada 1.000 habitantes en 2022, mientras que la de Corea del Sur fue de 4,9.

"Como hemos observado una y otra vez en otros países de baja fertilidad, el descenso de la natalidad suele ser muy difícil de revertir", dijo el demógrafo de la Universidad de Michigan Zhou Yun.

Además de reducir el apetito por tener hijos en China en 2023, el desempleo juvenil alcanzó máximos históricos, los salarios de muchos trabajadores de oficinas cayeron y se intensificó la crisis en el sector inmobiliario, donde se almacenan más de dos tercios de la riqueza de los hogares.

Los nuevos datos se suman a la preocupación de que las perspectivas de crecimiento de la segunda economía mundial están disminuyendo debido al menor número de trabajadores y consumidores, mientras que el aumento de los costes de la atención a los ancianos y de las prestaciones de jubilación ejerce más presión sobre los endeudados gobiernos regionales y municipales.

India superó a China como nación más poblada del mundo el año pasado, según estimaciones de Naciones Unidas, lo que aviva el debate sobre las ventajas de trasladar algunas cadenas de suministro con sede en China a otros mercados, especialmente a medida que aumentan las tensiones geopolíticas entre Pekín y Washington.

A largo plazo, los expertos de la ONU prevén que la población de China se reducirá en 109 millones para 2050, más del triple de la disminución de su pronóstico anterior en 2019.

La población china de 60 años o más alcanzará los 296,97 millones en 2023, alrededor del 21,1% de su población total, frente a los 280,04 millones de 2022.

PROBLEMAS DE PENSIONES

La tasa de 7,87 muertes por cada 1.000 habitantes en China en 2023 fue superior a la tasa de 7,37 muertes registrada en 2022.

Se espera que la población en edad de jubilación del país, de 60 años o más, aumente a más de 400 millones en 2035 --más que toda la población de Estados Unidos--, frente a los 280 millones de personas actuales.

Según la Academia China de Ciencias, el sistema de pensiones se quedará sin dinero en 2035.

Zhu Guoping, un agricultor de 57 años de la provincia noroccidental de Gansu, afirma que sus ingresos anuales de unos 20.000 yuanes (2.779,59 dólares) dejan a su familia con escasos ahorros.

Recibirá una pensión mensual de 160 yuanes cuando cumpla 60 años, el equivalente a 22 dólares.

"Este dinero no es suficiente", dice Zhu. "Quizá nuestros hijos puedan proporcionarnos algún apoyo en el futuro".

MENOS GUARDERÍAS

Los elevados costes del cuidado de los hijos y de la educación disuaden a muchas parejas chinas de tener hijos, mientras que la incertidumbre en el mercado laboral disuade a las mujeres de hacer una pausa en sus carreras.

La discriminación de género y las expectativas tradicionales de que las mujeres asuman el papel de cuidadoras en la familia agravan el problema, afirman los demógrafos.

El presidente Xi Jinping dijo el año pasado que las mujeres deben contar "buenas historias de tradición familiar", y añadió que era necesario "cultivar activamente una nueva cultura del matrimonio y la maternidad", que vinculó al desarrollo nacional.

Los gobiernos locales han anunciado diversas medidas para fomentar la natalidad, como deducciones fiscales, permisos de maternidad más largos y ayudas a la vivienda.

Sin embargo, muchas de estas políticas no se han aplicado por falta de fondos y de motivación de los gobiernos regionales, según un instituto político de Pekín.

Wang Weidong, de 36 años y residente en Pekín, que trabaja en una empresa de internet, dice que él y su esposa son reacios a tener un segundo hijo.

"La gente no tendrá un hijo por estos incentivos. Los incentivos son auxiliares, no la causa principal. Por eso creo que es más difícil invertir esta tendencia", afirmó Wang.

(Reporte de Farah Master desde Hong Kong y la redacción de Pekín; información adicional de Alessandro Diviggiano desde Pekín; edición de Marius Zaharia y Jamie Freed; editado en español por Tomás Cobos)