Los trabajadores humanitarios instalaron el viernes refugios de emergencia y prepararon equipos de búsqueda y rescate en Madagascar mientras el ciclón tropical Batsiraibarrelaba hacia la isla, menos de dos semanas después de que la tormenta Ana matara al menos a 58 personas en ese país.

Se prevé que la tormenta, que será más potente que Ana https://www.reuters.com/world/africa/death-toll-storm-ana-rises-86-another-storm-brews-africas-east-2022-01-28 con fuertes lluvias y vientos de hasta 200 km (124 millas) por hora, hará que hasta 150.000 personas abandonen sus hogares, además de las 130.000 personas desplazadas por el último ciclón.

"Estamos todos muy nerviosos, como pueden imaginar", dijo Pasqualina Disirio, del PMA, a los periodistas con sede en Ginebra, por enlace de vídeo desde la capital, Antananarivo. Algunas zonas costeras ya han sido evacuadas y las escuelas se cerraron el viernes para poder convertir una parte de ellas en refugios, añadió.

Jens Laerke, de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, dijo que esperaba un "impacto humanitario significativo" y afirmó que los equipos se estaban abasteciendo de suministros y preparando aviones para evaluar futuros daños.

Durante la última tormenta, docenas de personas murieron por desprendimientos de tierra y los edificios se derrumbaron o fueron arrastrados por las aguas. Se espera que Batsirai traiga más lluvias fuertes, con una previsión de hasta 30 centímetros para el sábado, y más en las zonas de montaña, dijo la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

"Si esta lluvia cae sobre un terreno ya saturado, aumenta el riesgo de inundaciones", dijo Clare Nullis en la misma sesión informativa, advirtiendo de los riesgos de posibles inundaciones repentinas.

Batsirai aún podría intensificarse de un equivalente de categoría 3 a categoría 4 antes de tocar tierra en el este de Madagascar el sábado, añadió.

Tras atravesar la isla, se prevé que Batsirai se aleje de la costa oriental africana, evitando Mozambique, dijo.

La región se ha visto azotada repetidamente por fuertes tormentas y ciclones en los últimos años, que han destruido casas, infraestructuras y cultivos y han desplazado a un gran número de personas.

Los expertos afirman que las tormentas son cada vez más fuertes y frecuentes a medida que las aguas se calientan debido al cambio climático, y el aumento del nivel del mar también hace vulnerables las zonas costeras bajas.